martes, noviembre 29, 2011

Inmóviles (variación)

- Por fin quietas.
El marido acaba de llegar del trabajo. Está cansado, huele a sudor y no ha comido por un proyecto atrasado. Observa en silencio.
El hijo, adolescente de flequillo sobre frente llena de granos, tiene la boca abierta. La música le revienta los tímpanos desde los cascos.
Los dos observan a la mujer y madre. En el suelo una venda algo ensangrentada. La cama desecha y ella dando saltos como una loca.
- ¡Lo tenía que haber hecho mucho antes! - grita a sus enormes pechos inmóviles bajo la ropa.

sábado, noviembre 26, 2011

Inmóviles

Por fin quietas, inmóviles en su belleza, esculturas de un sueño. Ella estaría contenta, merecía lo mismo pero no tuve tiempo. Se fue de mis manos a otras manos. Seguro se arrepentirá de ello. Ha sido difícil, demasiado detalle para minúsculas imperfecciones. Pero el trabajo está hecho, horas bajo la lámpara que dan su fruto. María y Laura, perpetuas para su padre. Escondidas y abrazadas. Ellas saben que no es más que un juego.

miércoles, noviembre 23, 2011

Genocidio

El otro día estaba con Mariano, el esquizofrénico del barrio, mientras soltaba una de sus charlas filosóficas sobre la vida y el mundo, sobre las cosas en general. Según dice es capaz de entender lo que dicen los animales de ciudad. Como si hablara su idioma y fuera un traductor universal. Asimila todo tipo de dialectos por debajo de la línea del homo sapiens sapiens. Al parecer los temas de conversación animal versan sobre preocupaciones mundanas. Los perros ladran para llamar la atención, los gatos maúllan preocupados por la economía y cómo esto afecta a las ventanas abiertas, los pájaros pían entre aire corrupto y las moscas, cada vez más contentas, zumban alegres por el incremento en el número de rincones de mierda. Mariano está enfermo, eso dicen los médicos y la caja de pastillas que le acompaña a todas partes. Pero cuando me contó que las hormigas, trabajadoras incansables, piensan que son ellas las que dominan el mundo me entraron ganas de comenzar un genocidio. Son demasiadas y no está la cosa como para fiarse.

domingo, noviembre 20, 2011

Cogiéndole el truco

- No te agobies, no tienes porque terminar todos los relatos que empiezas.
- ¿Cómo?
- Pues eso, hay veces que no es necesario un final. Es más importante lograr que el lector piense, que ponga de su parte.
- ¿Seguro?
- Segurísimo.

jueves, noviembre 17, 2011

La foto

El escritor, habitual en esos ambientes, se deja la bufanda a rayas alrededor del cuello. También se ha dejado, en todos los sentidos, la barba de tres días, los pómulos pronunciados y unas ojeras magníficas. Con una copa de vino y un cigarrillo, aunque no fumó en su vida, escucha las indicaciones del fotógrafo. Después de más de cincuenta chasquidos parece que el amo de la cámara ha redescubierto su lado bueno. El perfil sobre fondo blanco, el ojo izquierdo pegado al objetivo, para mirar por infinito al infinito, para que la nariz apunté más allá de las páginas olisqueando lo que hay fuera.
El escritor abandona la sesión de fotos sin apenas ponerse ropa, el misticismo del autor atormentado le disfraza también en exteriores. De regreso a su mesa, a su pantalla de ordenador, maldice la necesidad de escribir para terminar poniendo siempre el mismo lado, la misma mano. Le atormenta su perfil en la solapa al pulsar la primera letra de su próximo libro. Cada página es ser menos él para ser más lo que quieren otros. Y termina el primer capítulo con la misma idea que al empezar su pesadilla. La foto mucho mejor de espaldas.

lunes, noviembre 14, 2011

Yo soy como soy

- Tú eres lo que eres porque yo soy como soy. ¡Y punto!
El personage se mantiene en silencio, con los ojos muy haviertos, rrojos, a punto de yorar.
Aora entiende por que su microrelato está yeno de faltas de hortografia.

viernes, noviembre 11, 2011

Montador

Tomas fue el mejor montador de cine posible. Escenas dinámicas, ni un sólo error de continuidad, la historia narrada como tejiendo un jersey para el más inhóspito de los inviernos. Sin espacios y sin fisuras, ni una sola incongruencia en la pantalla. Su funeral fue muy concurrido y los invitados desfilaron ante su ataúd en un orden casi cómico. Guionista, productor, director y actores. La familia lloraba desconsolada bajo las palabras de ánimo de famosos desconocidos. Cuando llegó el momento de abandonar el teatro más de uno esperaba una tijera gigante haciendo negro en la escena. El presentador de voz potente hizo llamar a la mujer de su vida para leer unas palabras. Con el silencio se aparecieron dos señoras sobre el escenario. Una joven para él y otra coetánea para sus arrugas. Ni os imagináis la cara de sus hijos con el ataúd ya sobre los hombros. A Tomas se le vino abajo la mentira después de que le hubiera llevado una vida editarla.

martes, noviembre 08, 2011

Las chaquetas me estorban.

Se llevan la ropa negra, la que cuelga al final porque no se usa. Las chaquetas me estorban. De hecho me estorba la oscuridad y el olor a naftalina. Esto no lo merezco. No ahí nada como ese yunque de acero sobre el que me golpearon hasta dibujar una interrogación siniestra en la punta. Después a la muñeca, sobre huesos, para disimular con una curva la falta de dedos. Tiempos de salitre y sogas. Me llevé unas cuantas carótidas antes de caer en el fondo del mar hecho muñón de una prótesis. La historia que nunca termina. Con las algas haciendo melena y algún pez buscando desahogo se lanzó la red para pescar metal entre cuerdas. La sorpresa, barbas pobladas y la voz ronca de un hombre con aliento a mil demonios. Un regalo para el capitán que me observa en la noche, como si todos los marineros de cicatriz supieran leer el pasado entre los arañazos. Era valioso, un tesoro, un ancla hacia alguien en algún tiempo remoto. Y de ahí a una urna sobre la mesa del puente de mando. Entre tormenta y tormenta, haciendo del apellido un legado que planta semilla. El capitán se hizo abuelo, canas entre las canas, y del hijo surgió un inepto que no toleraba la sal entre maderas. Mejor la ciudad y mejor la tierra firme que no hay mareos. Como si el mundo no diera vueltas. Mejor emplear el dinero de toda una vida en crear un imperio de mentiras para la mesa de los que van sobre quieto. De repente me disfrazo en tesoro, un legado, algo que viaja de un pesquero hasta la repisa de una estantería de caoba raptada del trópico. Diálogos entre metal y madera para pasar las noches. Pero el hijo tiene otros hijos que entre dinero ajeno, lejano, se hacen estúpidos de tanto poseer. Tiempo que hace su trabajo. Y poseen esposa, amante y varios niños que por pequeños experimentan golpeando la casa con manos perezosas que sólo se abren para pedir algo. La estantería, coja, como el pirata viejo, se tambalea hasta presumir de equilibrio con esos juegos de niños que la estremecen. A las del trópico les gusta que las soben. Desde la urna recuerdo una tormenta, como la de aquel día en la que el muñón se me hizo eterno, y caigo para buscar algo caliente que salpica en rojo. Todo son gritos y me olvidan ahorcado en una barra de metal. Entre camisas y chaquetas, perdido entre esas perchas amaneradas. Preferiría, bien lo sabe la mar, mil veces su funeral.

sábado, noviembre 05, 2011

En noviembre

En noviembre, con el frío llamando a la puerta y todos los tópicos del mundo haciéndose pocos bajo la manta, el niño rico mira la tele con ansia. No quiere ver los dibujos, nada de series absurdas ni partidos de fútbol. Él busca en los intermedios, se aturde la mente con los anuncios, mientras anota el nombre de todos los juguetes que aparecen en la pantalla. Utiliza unos símbolos extraños, números que se mezclan creando el código de un matemático que no sabe aún del infinito. Este año los reyes no tienen excusa. Si aparece un hermanito de marca el lo pondrá en mayúsculas rojas en el centro de su carta.

miércoles, noviembre 02, 2011

Se pone difícil

El sobre se dobla entre las manos y escapa con un latigazo. Huye como un pájaro pájaro blanco tatuado con siglas. El hombre sonríe, alza sin éxito las manos para atrapar al animal de celulosa. Es el primero del colegio y todo alrededor son cámaras que chasquean. Fotografías que puestas una tras otras harían película de ese instante. El documento nacional de identidad entre los dedos, un paraguas, la camisa limpia y una sonrisa de compromiso. Haciendo equilibrio para no perder el ídem en busca del papel que revolotea alrededor. El presidente y los vocales se mantienen atónitos mientras observan como el sobre se eleva, toca el techo y atraviesa el aula para tirarse por la ventana. Tímidos aplausos dan ánimos al votante frustrado. Se marcha cabizbajo, padre de un voto nulo. Su nombre se tachó de la lista y perdió la oportunidad de ejercer un derecho que se le ha puesto rebelde. El siguiente se acerca a la urna con las cejas muy juntas, sospechando. Dice su nombre y hace un chascarrillo. "Se pone difícil votar cuando ni las papeletas se atreven". Después toma el sobre con fuerza y dirige su mano al centro de la urna.


ATRAPAPALABRAS
"Un blog de microrelatos y poesía. Alberto García Salido es su autor. Especialista en relatos de cien caracteres, sólo cien. Y las fotos son muy buenas..."

DIARIO DE DÍAS RAROS
"Gracias a Alberto García Salido, "No pasa nada de nuevo...", Por mostrarme su magnífica obra..."

ASAMBLEA DE PALABRAS
"... es el blog que edita, desde algún lugar de España, Alberto García Salido. Sus textos tienden a la brevedad, ya sean poéticos o narrativos..."

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