viernes, diciembre 28, 2012

Los Panchos

A Luis le encantaban los Panchos. Cuando entró en su habitación ahí estaban la guitarra, el gorro mejicano y la botella de tequila pegada a la ventana. Él, tan joven y anacrónico, cerró la puerta y cogió sus muñecas con fuerza.
- Si tu me dices ven lo dejas todo - le cantó demasiado alto y demasiado cerca del oído.

sábado, diciembre 22, 2012

El día del fin del mundo

El día del fin del mundo Ramón estaba pidiendo por teléfono una pizza familiar cuatro estaciones. A unos cuatro mil kilómetros de distancia el meteorito se hacia pedazos al chocar con la atmósfera. Ramón colgó el teléfono y encendió la televisión. Ahí vio al reportero despedirse mientras sollozaba. Ramón se asomó a la ventana. En la calle la multitud imitaba un escena de película. Él frunció el ceño y se limpió con la manga del pijama los mocos del último catarro. Entre portazos creyó escuchar a la vecina rezar un rosario. Le sorprendió el volumen de su voz, siempre fue una anciana apagada. Atravesó el pasillo hasta la cocina pisando la ropa en el suelo. Abrió el grifo y dio un trago de agua. En el patio de atrás las cuerdas de la ropa vibraban. Ramón se sorprendió de lo rápido que se habían secado los calzoncillos. Miró el reloj cuando crujió el cielo y se metió en la cocina cerrando las ventanas. Le sonó el estómago y buscó algo que comer en la nevera. No había nada así que regresó por el pasillo hasta su habitación. Allí se sentó en la cama y encendió la radio. Escuchó un ruido estático que terminó siendo un pitido incómodo. Las paredes comenzaron a vibrar y Ramón se tumbó para dormir con la nariz pegada a la nuca de su madre. Con la luz blanca Ramón la dio un beso mientras susurraba perdón por haber precipitado su marcha.

miércoles, diciembre 19, 2012

No nos duele nada

No, claro que no queremos no ser escuchados. No nos importa ser un vacío. No odiamos tus días cálidos ni nos atrapan tus cielos azules. Nos engañaste una vez y no es doloroso. No aprenderemos, aquel día no nos dejaste claro el motivo. Nos debes un no rotundo a todo lo que no supimos evitar. Sabemos que es mejor que no sigamos. Procuramos que todos crean que no mentimos, no alimentamos tu cháchara. No te preocupes. Nosotros no seguiremos buscando venganza, no nos quejaremos. Tú eres nuestro amo, no necesitamos buscar otra verdad.

sábado, diciembre 15, 2012

Té y melancolía

- ¿Sabes lo que más me preocupa de Luis? - dice Inma.
- ¿Qué se nos hace mayor? - Juan otea desde sus ojos negros y sus patas de gallo. Como un altar de la madurez bella donde él sabe que todo es más fácil.
- No.
- ¿Su inquietud? - Juan se rasca la nuca entre rizos grises y negros - ¿Qué se parece a ti?
- Ojalá.
- No me empieces.
Inma se entretiene como todas las tardes domingo. Té y melancolía. Saborea una de las fotografías del álbum, aquella con la última nochebuena con la familia completa.
- A ver, ¿me lo dices o seguimos con el juego? - continúa Juan.
Inma le observa haciendo que las comisuras insinúen una sonrisa.
- Me preocupa que cada vez se parezca más a su padre.
El pequeño Luis irrumpe en el salón con el pelo húmedo, recién duchado.
- ¿Me secas papá? - pregunta.
Juan coge la toalla y sacude el cabello del niño mientras observa las mano derecha de su mujer. La yema de su anular cae sobre el tío Pedro, que sonríe a cámara presumiendo de melena rubia. 
- ¡Ya está! - dice Luis.
El niño sale corriendo hacia su cuarto, la hora del juego. 
Inma pasa página mientras Juan descubre sus manos llenas de pelo.

domingo, diciembre 09, 2012

Kamikaze

- ¿No puedo participar aún?
- Usted no sirve, lo siento.
Manuel siempre fue constante, una gota malaya. Salió de allí con una misión y se lanzó a ella como un kamikaze. A Manuel le entusiasmaban esas historias de gente que se deja la vida como peaje para ser conocidos.
Empezó desayunando triple, como los hobbits de la película esa. Un litro de leche y un kilo de cereales. Las comidas se convirtieron en un maratón, en un no detenerse a pesar de las arcadas. Alternó proteínas con grasas de tal manera que la proporción siempre se inclinaba hacia su barriga en la balanza. Comía de todo a todas horas. Siempre sentado, jugando al tiki-taka entre sus dientes, su lengua y su reflejo faríngeo. Las cenas, más ligeras, eran una montaña de lechuga bañada en aceite, vinagre y todo tipo de añadidos que, respetando la ternera, le permitían justificar la mezcla como una muestra de cocina moderna.
En sus paseos para sacar la basura o comprar el periódico los vecinos se apartaban a un lado. Manuel disfrutaba pensando en lo que iban a cambiar las cosas cuando él fuera una estrella, el más famoso del vecindario.
Observó su cuerpo haciéndose fotos frente al espejo. Un archivo único sobre su degeneración. Olvidó sus pies, dejó de ver su pene, se deleito chorreando piel en el abdomen hasta que ya apenas pudo mover un cuerpo con órbita propia.
Cuando estuvo listo caminó hasta la puerta de la televisión. Escuchó la campanilla del sensor de la entrada con gozo y se lanzó, tan lento como pudo, hacia el mostrador. La mujer le observó, cómo si estuviera considerando un diamante en bruto.
- ¿No me recuerda?
- No.
- Vengo por el programa.
Manuel esperó un par de horas. Le acercaron agua y frutos secos. De los nervios no se atrevió a tocar nada. Tras firmar los documentos pertinentes Manuel entregó la tarjeta de memoria de su cámara y enumero los motivos para su espectacular cambio. Inventó una vida en la que el paro y la soledad adornaban sus decisiones con lágrimas justificadas. Le maquillaron simulando las ojeras y destacando la papada. Le vistieron con ropa ajustada, vieja y pantalones de pana. Cuando escuchó su nombre abrió una puerta de cartón y se abalanzó en el interior del plató como una ballena fuera del agua. Con respiración entrecortada subió el escalón para encajarse en la pequeña silla que le habían preparado. El par de periodistas, sobre una taburete alto, le observaron sujetando entre las manos las carpetas con las preguntas. Manuel escuchó los murmullos del público sintiendo un hormigueo en las manos.
- Hoy ha venido a contarnos su historia Manuel - dijo él.
- La pena de un hombre que come para olvidar - completó ella.
La luz de los focos empañó su piel haciéndole sentir como una olla a presión. Manuel se regocijó viendo cómo todas las cámaras giraban hacia él. Plano de perfil, plano medio y plano lejano. Todos los monitores buscando su historia y él tan sólo pudo separar los labios antes de caer. Logró que su sonrisa estampada en la alfombra diera la vuelta al mundo y que todos sus vecinos salieran en las noticias para dejar claro que no había nadie como él.

martes, diciembre 04, 2012

Lista de la compra


- Lentejas, judías, chorizo, nabo, arroz, azúcar, macarrones, cerezas, fresas, sal, pimienta, queso de sandwich, queso azul, queso para gratinar, salchichón, servilletas de papel, guantes de cocina, jabón de manos y naranjas.
- Muy bien.
- Esa es la lista de la compra de esta semana. ¿No echas de menos algo?
- No.
- Siempre compramos lejía.
- ¿Pero tú no estabas con un dolor de estómago horrible?
- Sí, ¿y?
- Pues que entonces ya no nos hace falta.

jueves, noviembre 29, 2012

Símil

A los zombies les cuesta muchísimo quitarse el maquillaje.
Es un trabajo para tiempos de crisis.
Pero no les falta comida y nadie se atreve a pararles.

lunes, noviembre 26, 2012

En la línea de tiro libre

En la línea de tiro libre, último segundo. La gente grita. Y esa pelota naranja en cámara lenta. Tus compañeros de pie y tu entrenador tirado en el suelo de rodillas. El puño cerrado del árbitro y la gota de sudor sobre tu frente, sobre tu nariz, sobre tus labios. ¿Cuanto tiempo llevas esperando esto? Desde aquellas zapatillas enormes para tus pies enormes. Desde aquellos días sobre la bombilla con tu padre debajo del aro. Tira, hijo, tira. Ahora doblas las piernas y piensas en el centro del tablero. En la mitad de la línea que surca el metacrilato. Ahí donde el golpeo, siempre con la misma fuerza, con el mismo arco, hace que la pelota rebote y caiga sumisa en la red. A los lados metros de carne que observan. Eres tú y sólo tú el que decide. Un punto para ganar. Para que la gente sea feliz en la inconsciencia. Para que hoy la noche sea distinta y mañana sea el día en el que todo parece más claro. Para crear una mentira que se diluirá en unas horas. Relajas los hombros, deltoides que se abanican. Relajas los codos y sientes que la muñeca derecha se carga como un resorte. Más allá de los flashes, tras la barrera de cámaras, hay caras que te insultan y caras  que te sonríen. Manos que oscilan intentando distraer tus ojos. La pelota regresa del parqué y se encuentra con tus manos. Sientes que hay pequeños granos de cuero. Sientes la marca, el peso. Inclinas el cuerpo y descubres cómo influye la mecánica de tiro en tu gesto. Eres un artilugio que hace palanca con mil inserciones, con mil tendones, un autómata inconsciente. Piensas en cómo cambiará tu vida si el tiro entra y haces que todo rompa en una felicidad que engaña a la muchedumbre. Tu cuerpo envía las señal para que la pelota se alce en el aire y describa su discurso arqueado con la gravedad. La observas girar y no sabes si quieres que entre porque todo será distinto siendo igual en realidad.

viernes, noviembre 23, 2012

El mejor espía del mundo

El mejor espía del mundo primero se dispara un pie.
Después el otro.
Observa a su perseguidor y sonríe, una gota de sangre cae sobre el labio inferior.
Continúa con la rodilla derecha, la rodilla izquierda. Ya desde el suelo escupe sobre sus manos antes de sacar un cuchillo bajo la camisa.
El enemigo deja caer su arma, le observa a punto de llorar. Adelanta su mano libre pero él le detiene.
El mejor espía del mundo hace un círculo en su abdomen con la punta del arma blanca.
No soy un héroe dice antes de perder el conocimiento y caer muerto.
El teatro rompe en aplausos.
Nadie entiende los gritos pidiendo ayuda de su amigo.

martes, noviembre 20, 2012

Cruzar la mirada como anzuelo.



Siempre que volvemos del colegio pasamos junto aquella piscina, la de los mundiales.
Los años ochenta y ese color magenta en los recuerdos.
Siento ganas de cruzar las puertas, de oler a cloro y escuchar las conversaciones ininteligibles de otros que también observan desde la grada.
Parece que fue ayer cuando te descubrí entre los participantes, como una sirena.
Cruzar la mirada como anzuelo.
Hoy tu hija me pregunta por tu miedo al agua e invento otra mentira.
Caminamos hasta el portal en silencio, hasta que no hay ruido.
Preparo la bañera mientras hace los deberes.
Aún es muy pequeña para entender por quién dejaste de nadar.

miércoles, noviembre 14, 2012

Cuando llega tarde

Las manos limpias.
- ¡¡Cariño!!
Y un olor a colonia que echa para atrás.
- ¡¡Me voy!!
Cierra la puerta con un golpe, prestando su aroma al descansillo mientras espera el ascensor.
- ¡¡Hasta luego!!
Desde el salón su mujer sonríe. 
- ¡¡Déjame la ropa donde siempre para cuando vuelva!!
Escucha su grito hueco, haciendo torbellino mientras baja hasta llegar a la entrada del portal. Él no lo ve pero le lanza un beso de esos que empiezan con los labios juntos, como de piñón, y viajan en el aire cruzando el vacío. Un te quiero inalámbrico.
Los niños, cuatro y ocho años, se dirigen a la ventana, con el tazón de leche entre las manos. Allí se suben a las sillas que su madre ha dejado con cuidado junto al cristal. Los dos beben expectantes hasta que su padre, zapatos blancos, calcetines blancos, peto blanco, camiseta blanca y gorra blanca, aparece en la calle. Se deshacen de los vasos y apoyan la cara y las manos contra la ventana. Se aplastan, no se mueven mientras observan como él, un punto blanco ahí abajo, detiene el tráfico levantando las manos. Se aproxima hasta la alcantarilla y levanta la tapadera dejando salir una pequeña nube de humo. Después mira hacia la ventana, donde intuye a los niños, y saluda con la gorra en la mano. Se pone de rodillas, mira la oscuridad, y apretando los dientes se deja caer muy despacio en el interior. Cuando desaparecen los pies, como por arte de magia, surgen unas manos que tiran de la tapadera para volver a cerrarla.
- ¡¡Viva!!
Los niños gritan mientras bajan de las sillas y llevan sus desayunos a la cocina. Se tienen que vestir deprisa para no llegar tarde al colegio. Cuando salen a la calle ambos caminan con cuidado. No quieren molestar a los que están debajo haciendo obras en el corazón enfermo de la tierra. Su madre les dice que no hablen tanto y que aceleren. Ellos, avanzando casi de puntillas, se detienen en cada alcantarilla.
- ¡¡Mamá todavía huele a podrido ahí abajo!!
Los dos sonríen y siguen andando. La mayor se gira hacia su hermano y le habla al oído.
- Ves, por eso huele así papá cuando llega tarde.

domingo, noviembre 11, 2012

Vaya marrón

Me han dicho que escriba un microrrelato terrorífico.
Vaya marrón.
No sé dónde ponerme a escribir.
Lo tengo todo llenito de sangre.

miércoles, noviembre 07, 2012

Juro

- Juro que es la última vez que me echas de casa.
La puerta, dejando ir la luz por la rendija, pegó la mirada de uno en la del otro. Ella echó el cerrojo y se apoyó en la madera dejándose caer como cera. Él cerró los puños, se abrochó la chaqueta y encendió un cigarillo. Salió a la calle con el paso extraño. Se detuvo entre los coches y esperó paciente. El tiempo daba igual. Es de los que piensa que no hay segundos cuando hay promesa. Un hombre de los que cumple su palabra.

domingo, noviembre 04, 2012

Frío

A la cola, como todo el mundo que no sabe volar. Esa era su manera de hacernos a un lado. Nos daban un golpe en la frente, pequeño, y nosotros oscilábamos hasta que llegaba nuestro turno. Olía a orina sobre las paredes del salón. Cuando pasábamos dentro todo era humo. Sentías una mano, dientes amarillos, billetes de veinte y el crujir de una mierda de bolsa de plástico arrugada. Se reían de nuestro pulso mientras nos poníamos las alas. Después nos echaban a la calle. Recuerdo el frío justo antes de no recordar nada.

jueves, noviembre 01, 2012

Poc. Descanso. Poc.


- Estoy cansada.
La nariz salió de cuajo. Limpia después de tantos días a la intemperie.
- Harta.
El sombrero y los ojos, aún húmedos, saltaron a unos metros.
- No hay manera de hacerte entrar en razón.
Con la pala le decapitó en dos tiempos. Poc. Descanso. Poc. El niño observaba a la mujer completamente hipnotizado.
- No sabes lo que has estado haciendo.
Patada en el abdomen.
- No sabes cuanto daño me has hecho.
Patada a la altura de los testículos.
- No aguanto más.
Clavó la pala entre hombros y ombligo. La dejó ahí, sobre el cinturón de hebilla dorada.
- Vamos. No digas a nadie cómo ha pasado.
El crío, sonriente, afirmó con la cabeza. Antes de seguirla abrió la boca para saborear el líquido que goteaba desde la superficie metálica. Después sorteó la nariz, la cabeza, los ojos y el sombrero. Entraron en casa, se quitaron los zapatos y esperaron en el sofá. Uno jugando y la otra leyendo. Con el ruido del coche ante la puerta el niño saltó del sofá.
- Mamá, ¿voy a por la pala?
- Todavía no hijo, tan sólo estábamos entrenando.

lunes, octubre 29, 2012

Salas de espera

Entre la población de menos de metro veinte existe una gran miedo a las salas de espera infantiles de los centros comerciales. Corren un evidente riesgo al estar encerrados. Saben que a veces, entre las tiendas y pasillos, desaparecen adultos. Y, según las estadísticas, más de un noventa por ciento de ellos resultan ser padres que dicen no haber estado comprando.

viernes, octubre 26, 2012

Oye

Los dos locos, en la sala de espejos, se preguntan.
- Oye, ¿tú qué opinas del silencio?
- Nada.
- Como yo.
- Sí, pero mantente callado.

martes, octubre 23, 2012

El montón de piedras

Soy incapaz de mirar el montón de piedras. No entiendo. Desde lejos me indican que coja una y la ponga junto al resto. Da suerte dice el guía. Seguro que vuelven aquí otra vez en la vida. Todos se miran, sonríen. Saben a qué juegan copiándose entre ellos. Mi mano se desliza hacia abajo, estúpida, e introduzco la piel entre los guijarros. Camino después hacia los susurros, hacia la actitud extraña y la mirada húmeda por la emoción. El cúmulo negro oscila a unos centímetros del abismo y ellos se sobrecogen al crear una torre minúscula, e ahí su logro. Algún que otro grito de los que ya vuelven me hace pensar en el autobús entre la niebla. Las rodillas crujen mientras dejo la piedra sobre la punta de esa creación vacía. Mi piedra lisa, negra, se escurre entre los dedos quedando en equilibrio. Hace una burla al contexto, como si en el suelo no hubiera piedras que ya se han caído. Parece que tan cerca del precipicio apenas oímos sus voces o vemos sus gestos. El autobús enciende las luces, se marcha, y golpeo de regreso el pequeño montículo sin que me vean. No siento nada mientras lo escucho caer. Ya sentado el guía nos asegura que nunca falla. Veo como todos señalan un punto distinto al otro lado del cristal y asienten. Mi compañero de viaje me golpea en el codo señalando un montón. Le digo que yo también estoy seguro de que seguirán ahí, no se caerán hasta que volvamos.

jueves, octubre 04, 2012

Pedrito

La luz se encendió de golpe y Pedrito, sorprendido con una linterna bajo la sábana, se quedó quieto esperando el golpe.
- ¿Qué estás haciendo? - gritó el padre.
Pedrito apagó la luz y se movió despacio. Deslizó la cabeza hasta la almohada mientras empujaba con los talones la razón de su falta.
- ¿Eres imbécil o qué? - el padre se acercó hasta respirarle al otro lado de las pestañas - Tienes que dormir bien, mañana es un día importante - continuó poniendo la mano sobre uno de sus brazos. - No puedes fallar.
Pedrito abrió los ojos y asintió ligeramente con la cabeza.
- Así me gusta. Nada es más importante que tu futuro - dijo acercándose a unos centímetros de su oreja. - Mañana empieza tu futuro hijo mío.
Pedrito vio a su padre salir de la habitación a oscuras. Este dejó la puerta abierta y se mantuvo unos segundos bajo el marco. Agitó el puño y susurró el nombre de un par de futbolistas antes de desaparecer hacia el salón. Pedrito se dio la vuelta, llorando de rabia, y rozó con los pies su libro de matemáticas.

lunes, octubre 01, 2012

HanSolo@Madrid

Honda69, GLucas y TronSpock observaban expectantes el deslizar del ataúd sobre la cinta metálica. Alrededor todo eran lágrimas, despedidas. Ellos conocían muy bien a HanSolo@Madrid. Si él había pedido la incineración era porque estaba seguro de no tener problemas con el cortafuegos.

viernes, septiembre 28, 2012

Un conejo

El mago sacó un conejo de la chistera. Éste, animal de movimientos rápidos, saltó entre el público para esconderse en el bolso de una señora. De allí pasó al gorro de lana de un niño, después al maletín de un visitador médico, a la mochila de un publicista y, finalmente, a un saco de esparto lleno de semillas. La bolsa estaba abierta al cielo más azul posible. Del regocijo no se percató de la mano oscura que le cogió de las orejas y le puso sobre el pedazo de madera. Sintió curiosidad al ver los cuchillos. Al parecer el nuevo humano le haría un truco distinto al de la chistera.

sábado, septiembre 22, 2012

Conmigo

Hay una señora mayor que nunca sube conmigo en el ascensor. Espera dando vueltas, pequeños pasos, hasta que desaparezco. Y me he cortado el pelo. Y me he afeitado la barba. Pero me sigue mirando extraño. Responde que no con una sonrisa. Me cambié la ropa, compré camisas. Estrené pantalones con pinzas. Tengo incluso zapatos nuevos. Me sigue dando las buenas tardes, los buenos días. Muy educada entre arrugas. Busqué una cartera nueva, de piel, muy cara. Gasté la vida en colonias. Le sujeto la puerta esperando a que pase. Ella no entra y me quedo solo delante del espejo amarillo. Ahí veo a un hombre peinado a gomina y de corbata con nudo deshecho. Cuando empiezo a subir escucho cómo ríe por algo que dice el portero . Y siento asco segundos antes de llegar a entenderlo.


miércoles, septiembre 19, 2012

Vende humo

El señor de los cupones a veces piensa que vende humo. Ni un premio. Ni una terminación. Ni un muchas gracias por la serie del otro día. Le da por pensar que sólo los coloca muy temprano sobre el cristal para hacer el tonto. Un sacar de manos periódico por la ventanilla y una parrafada de vez en cuando. Una rutina sin sobresaltos. Trabajador metódico que deja libre la suerte e imagina que alguien va a ser rico por una moneda. Sin respuesta al otro lado pasa las horas. Cuando no siente más participaciones que vender quita la radio y sale de la garita. Soltando adioses alrededor para que no se le escape nadie. Fuera el sonido del bastón contra las farolas le impide oír más allá de unos metros. Y no escucha cómo barren sus cuartillas blancas hasta hacer un montoncito para recogerlas.

jueves, septiembre 13, 2012

Casi de miedo

Dicen que es una película casi de miedo. En la trama participan una enfermera, un médico, unos abuelos, la señora de la limpieza, el típico recién llegado del trabajo, la de las flores, el silencio incómodo, la luz en la ventana, la cuna, un payaso, todo sonrisas, un papel que se firma, dos fonendos, cuatro manos, unos consejos, muchos bombones, jamón, chorizo, sonrisas, un hasta luego, pinchazos en la entrepierna, puntos de sutura, un taxi y alguien con prisa que no está mirando.

sábado, septiembre 08, 2012

Canino

Ahí vemos el animal. Caminar canino clásico sin duda. Fijémonos en sus patas delanteras. Bellas. No doblan más allá de donde deben. Ese es el giro. Ese es el salto. Normales los aplausos aún tímidos. Llega la zona de porte. Bien, el lomo recto y la respiración muy superficial. Impresionante. A ver la esquina uno. Giro con vuelo. Esquina dos. Giro con salto. Esquina tres. Giro sobre giro. Muy bueno el trabajo de peluquería. El pelo luce sano y brillante. Se acerca a la línea de agua. No salpica. No se moja apenas el hocico al beber del tarro serigrafiado. Está llegando casi al final de su trabajo. Se detiene sobre la zona de llegada. Levanta una pata, flexión y saludo. Escuchen los aplausos. Resulta lógico que este gran ejemplar sea el favorito para llevarse el concurso. Gracias a nuestros compañeros de realización podemos ver la gran complicidad que existe entre perro y amo. Si uno no fuera un experto podría pensar que hasta se están besando.

miércoles, septiembre 05, 2012

Un arrepentido, un despistado o un diferente.

Tan sólo hace falta un arrepentido, un despistado o un diferente para poner el fuego en marcha. Por eso en el pueblo, tras la hoguera, ya casi nadie escucha los gritos. Quizá el más pequeño, el recién llegado, cree oír algo cuando descubre el ritual. Pero se pasa con los días, con un par de fuegos uno se hace a la idea.
Hoy le toca a mi hijo saltar al otro lado.
Mi mujer y los críos se han quedado en casa. Rezan a ese Dios suyo que parece estar en todas partes pero nunca con nosotros. Al pasar Manolo y Lucas me saludan con disimulo. Ellos no se casaron con nadie. Siempre ha sido el miedo su excusa.
Él camina a mi lado y es capaz de sonreír un poco. Pasamos junto a la puerta de la chica con la que estuvo anoche. Ella seguro que respira tras la madera, escondida. Él sabe que está ahí y se detiene. Me hago un muro inútil contra los que nos empujan.
Ya se oyen los tambores y el olor a humo se acerca desde el suelo. Arrastrándose. Y él me agarra los dedos como cuando era más chico y nos íbamos a pescar al río. Como el día del susto con la vaquilla del Manolo. En la plaza están los de siempre. Ellos me observan con un sentir extraño al otro lado de las pupilas. Decepción. Fracaso. Cruje la hoguera, como si fuera una boca hambrienta. Los dedos se nos separan sin darnos cuenta y él se deja llevar por los preparativos. Está ahí con los otros, una sombra con otras sombras. Molesta ver cómo sonríen y se abrazan, hace daño, un daño dulce porque mi hijo tiene compañía en otros. Manolo y Lucas se acercan, siento como cada uno me pone una mano sobre los hombros. Me pegan al suelo. Observo como mi hijo levanta el puño y el grupo de saltadores lo imita antes de salir corriendo. Las llamas me impiden ver quién grita cuando llegan al otro lado.

sábado, septiembre 01, 2012

Arte

El poeta número 1 y el poeta número 2 se maltratan a versos los oídos.
Al otro lado de la mesa el poeta número 3 se gira para no oír lo que dicen.
Si ustedes ponen atención, a una distancia prudencial eso sí, descubrirán que no se oye nada.
El poeta número 4, al descubrir que ustedes descubren, abre mucho los ojos y salta contento. Después saca una pizarra y escribe con letras grandes para que se entiendan.

"Estamos haciendo arte".

Hace un borrón y sigue.

"Creamos silencio".

Antes de que ustedes se vayan termina.

"Pero sin cobrarlo".

El poeta número 1, el poeta número 2 y el poeta número 3 se ponen de pie. Recogen sus cosas, los folios y lápices.
El poeta número 4 retira la pizarra y marcha tras ellos.
Ustedes se quedan solos.
Y escuchan el ruido.
Ese que nunca habían notado.


miércoles, agosto 29, 2012

Mañanas de domingo

Recuerdo aquella vez, en la terraza del café. Arropados por conversaciones sin importancia de otros que también desayunaban allí sus pocas ganas. Rodeados por ese aroma de mañana de domingo a estrenar. Parece que todavía estés ahí con el periódico abierto y tu dedo índice sobre la caricatura. Resulta curioso sentir el sol acariciando mis antebrazos. Aún la piel se pone los pelos de punta sólo al pensarlo. Me dijiste que nunca te habías reído tanto de algo tan triste. Y te observé como te observo ahora. Víctima de una punzada incómoda, sincera, a la que no quise hacer caso.

sábado, agosto 25, 2012

"Compro Oro"

Empezaron las tiendas de "Compro Oro".
Simples pedazos de metal dorado.
Gente con manos vacías entrando, gente con manos llenas saliendo.
El pobre más pobre a futuro.
Después fueron las de "Compro plata".
"Compro bronce".
"Compro cobre".
Las tiendas de "Compro madera" fueron casi un esfuerzo por parte de los buenos compradores, esos samaritanos del futuro más siniestro.
Pagaban con oro lo pagado con pino.
Con plata el roble.
Con bronce el corcho.
Gente con manos llenas de astillas entrando, gente con manos llenas de brillo saliendo.
La gente cambiaba todo por todo cuando comprobó que vender para que otros compraran no era el camino.
Un flujo de comprar, vender, mirar, tirar, vender y añorar.
La calle se llenó de gente desnuda de dentro a fuera.
La ropa interior.
Los calcetines.
Esos pantalones y esas camisetas.
Esos vestidos.
Todo vendido, cambiado y comprado.
La gente desnuda bajo un abrigo viejo, sin valor, rodeando el cuello de un oro que ya no se compraba.
¿Oro?
Y la comida al otro lado del cristal.
Tan lejos.
Tan sin precio que ya nada la podía pagar.
¿Cuanto cuesta lo que se necesita?
Así fue como se miraron entre ellos.
Simples pedazos de carne dando paseos, muertos de frío.
Gritos para publicitar nuevas tiendas en la ciudad.
En calles oscuras.
Donde sólo se acepta el trueque.
Donde el que entra, cuando sale, no hecha de menos a nadie si ha conseguido tragar.

miércoles, agosto 22, 2012

Sesión

En una sola sesión me quitó las ganas de fumar. Sí. También me quitó las ganas de alcohol, la necesidad de dulce y el hábito estúpido de comer pipas cada vez que me ponía nervioso. Fíjate. En menos de veinte minutos tuvo tiempo para hacerme perder el apetito, la costumbre de eructar después de las comidas y el vicio ese de mover constantemente las piernas cuando no sé qué decir. ¿Ves? Ni un espasmo. Impresionante. Llegué allí de casualidad. El amigo de un amigo de un amigo. Una maravilla. No recuerdo lo que me cobró pero desde que fui parece que puse la vida a cero. No puedo reprochar nada. Es como si no hubiera ganas de hacer daño a nadie, como si no hubiera pasado. Así que aquí me tienes. Bueno. Ya parece que hay menos nervios. Así que ahora sólo tienes que relajarte mientras me miras muy fijamente a los ojos.

domingo, agosto 19, 2012

Un animal

A veces pienso que mi perro no es un perro. Que me observa desde su rincón cuando llego a casa porque sabe que algo ocurre. Yo le tranquilizo, le describo con cuidado todo lo que he hecho. Él parece respirar más despacio cuando termino. Incluso puede que me sonría haciendo un esfuerzo por enseñar los colmillos. Después le observo tumbado en el suelo, con un bamboleo tranquilizador entre costillas. Esperando a que me cuente qué opina. Me doy cuenta de que no es más que un animal. Y comienzo a ladrar para que él levante las orejas y separe los labios. A punto de soltar el inicio de una sílaba.

jueves, agosto 16, 2012

Un hálito místico

Esta mañana, al terminar el desayuno, he sentido como un hálito místico se colaba en mi cabeza. 
Sin chascar huesos ni romper neuronas. 
Como una idea que está ahí y aumenta de tamaño hasta dejar vacías las órbitas.
El fondo de la taza se me ha hecho una espiral negra. Los posos han hecho un juego girando sobre si mismos hasta ser un torbellino que salpica. Y yo perdido entre cuchicheos recogía una pelota roja. He visto un par de manos largas y luego un par de manos negras. El horizonte haciendo una curva rara, pájaros desde la tierra hasta romperse en pedazos. Haciéndose nube de leche. Después he visto un cartel, un pueblo perdido y el nombre de una calle colgando de un ladrillo apenas marrón. Debajo la puerta de una casa, un grito y luego mucho silencio.
Cuando he vuelto alguien me miraba respirando demasiado cerca. Sentía la espalda helada sobre algo parecido al suelo.
- ¿Has visto algo? - me ha dicho el camarero mientras me levantaba.
Salí del bar con paso extraño. Como si los pies se me hubieran hecho mínimos dentro de los zapatos. Al caminar unos metros un par de niños se han detenido ante mí instantes antes de sentir un ligero golpe en la pierna derecha. Al mirar al suelo he visto la pelota roja.
Y he pensado en el café.
Y he creído ver la sonrisa del camarero mientras me enseñaba sus largas manos, sus guantes negros.

viernes, agosto 10, 2012

Cuando te tuve delante

Hoy me enamoré 57600 veces. Desde que abrí los ojos, después del sueño, y cerré los párpados, tras la pesadilla. Encontré 2500 respuestas y renové 8009 preguntas. Hablé dos minutos y escuché durante 35600 segundos, casi 10 horas, no hacen falta cálculos. Hice una infinidad de inspiraciones y me sentó fatal darme cuenta de cómo respiro. Tardé tres horas en ser automático de nuevo. Me bebí 2 litros de agua y uno de cerveza. Tragué 1000 gramos de comida que fueron unas 2000 calorías. Una vez al baño para cagar y siete para dejar de lado la mitad del líquido ingerido. El resto lo sudó la piel, no lo pude contar. La calle fueron tantos coches como 12000 entre cuatro. Viví un atasco, dos accidentes y cinco controles de policía.  Gasté ocho sonrías, un buenos días y un par de carraspeos. Cuando te tuve delante me puse a 160 latidos por minuto y a un palmo de la apnea. Apenas veinte minutos y un pitido. Cada metro de distancia, hasta los 5689 habituales, me hizo recuperar el control. Hasta ser otra vez un hombre, dos brazos y dos piernas. Y apagar la luz, las tres bombillas. Y cambiar las pilas a la calculadora.

martes, agosto 07, 2012

Sed

Mi madre me dijo una vez que en la vida lo único que no se puede tener nunca es sed.
Y me lo dijo muy seria.
Mirándome a los ojos y apretando muy fuerte mis hombros, como si me quisiera clavar en el suelo.
Así que yo le hago caso.
Me busco la vida.
Por eso tu cara de asco al mojarme los labios es como si no existiera.
Yo sólo veo un grifo.
Esto no es una bragueta.

sábado, agosto 04, 2012

No me mires así

Me gusta volar. Sí. Me encanta. De vez en cuando me doy un salto y atravieso las nubes. Son húmedas, como si te dieras un baño entre gotas. Luego bajo muy rápido, para secarlas y para sentir ese frío que acaricia. Antes de tocar tierra siempre me regalo unas piruetas. Ya sabes que esto no dura mucho y volar consume demasiada energía. Aún no sé planear y mis hijos se ríen cuando aterrizo muy brusco. Dicen que los de mi familia podemos hacerlo muy bien, lo de volar digo. Que una vez hubo uno que tenía cuerda para rato en el cielo. Nadie sabe quién es pero el caso es que desde pequeños nos hablan de él como una leyenda. ¿Qué? No me mires así, tampoco es tan extraño. Y a tí, ¿qué es lo que te distrae? Y no me vengas con rodeos que algo harás con el tiempo libre. ¿O acaso estás todo el día preguntando qué te gusta en las entrevistas de trabajo?

miércoles, agosto 01, 2012

Un empujón

Al otro lado de la pared apenas se oyen los gritos.
Como si no estuviera yo.
Como si no estuvieran ellos.
En el portal son otras caras.
Otras voces.
Un empujón para subir las escaleras.
Me ayudan a bajar la basura cuando no tengo fuerza.
Me ayudan a llevar la compra cuando no tengo ganas.
Les oigo cuchichear desde la almohada.
Después sus manos me acercan las sábanas.
Y me dan de beber.
Y sabe amargo.
Pero al menos se callan.

domingo, julio 29, 2012

Triunfar

- Si escribo mi nombre en Google aparezco más veces de las que soy en realidad.
Todos los escritores ríen.
Sonrisa ronca para el biógrafo.
Como un manantial la del escritor de novelas.
Casi un siseo el poeta.
- No te preocupes - suelta el ensayista -. Cuando seas lo que sales ya no te molestará.

jueves, julio 26, 2012

Monólogo

Nunca he matado ha nadie, pero si no respiro...

lunes, julio 09, 2012

Vacaciones

Después de mucho tiempo hago una pausa.

Motivos tengo.

En quince días nos seguimos leyendo.

Un saludo.

viernes, julio 06, 2012

El mundo se muere de frío

- El día que tiren de la manta el mundo se muere de frío.
Mi abuelo siempre decía eso al pasar por la puerta del cementerio.
Y el guardes asentía muy serio haciéndome ver a ese anciano como un hombre completamente distinto.

martes, julio 03, 2012

Domingo, 17 de julio de 2011



"Hoy me pesa todo.
Me pesa la vida,
el alma, ligera,
me pesa.
La muerte.


Todo.
Todo me da miedo,
hasta tú,
perderte."


Hoy no escribo yo.
Escribe Asunción Villa Asensi.
No la conocí pero comparto sus letras.
Sobrecogedor su blog http://vivenciasadela.blogspot.com.es

Descanse en paz.

sábado, junio 30, 2012

Descubrí que nadie quiere ser nadie

El año pasado escribí dos mil doscientos cincuenta correos electrónicos.
Me deshice en palabras en la red.
Dejé más de mil folios en más de mil papeleras. Todos con mi dirección de mail impresa en negrita en el extremo superior.
Añadí noventa y seis contactos a la lista de correo.
Conseguí más de cincuenta respuestas a preguntas que no tenía intención de realizar.
Hice un uso casi enfermizo de la copia oculta.
Descubrí que nadie quiere ser nadie.
Olvidé cómo utilizar los dedos de la mano derecha para coger el bolígrafo, la pluma, lo que sea, y escribir en analógico.
Como si la mente fuera un lenguaje en pixeles.
Me preocuparon temas diversos y cree carpetas absurdas.
Cuando empieza el verano hace demasiado calor sobre las teclas.
Te busqué entre los remitentes y apagué el ordenador. 
No te ví.

miércoles, junio 27, 2012

La verdad

- Eso es un piloto rojo.
Su madre le enseñó a decir la verdad.
- Digamos que tenemos un problema.
Su padre le dijo que ser sincero es ser persona.
- No me miréis así.
Su hermano siempre hablaba de lo cierto como el camino más rápido hacia la sonrisa.
- Pulsa el botón del micrófono.
En el colegio siempre atento, con las buenas notas del chaval sincero.
- No te resistas, hay que hacerlo.
No hay que mentir porque sólo miente el que duda.
- Estimados pasajeros.
Vivir sin tapujos aún cuando todo tiembla.
- Les habla el capitán.
Y percibir una sombra, quizá un par de manos, que intentarán acercarse para callarte la boca.

domingo, junio 24, 2012

Fuera de contexto

Noche de verano en la plaza del pueblo.
- Estoy desesperada, mis hijos odian los yogures con pedazos.
Sobresaltados, como si nadie la hubiera visto antes, todos observan a la mujer fuera de contexto en el centro.
Y ven sus uñas rojas, puntiagudas.
Y descubren sus colmillos finos, quizá demasiado largos.

jueves, junio 21, 2012

Entiendo que no me entienda.

Le aseguro que mi teléfono me ha dado los buenos días. Juro que la tostadora y la nevera me han hecho el desayuno con modales que nunca he visto en casa. Las llaves del coche me han llevado hasta el garaje, ¡de la mano! El GPS ha definido el destino sin preguntarme y la radio ha seleccionado las últimos éxitos para amenizar el trayecto. Su portero electrónico ha abierto la puerta y el ascensor me ha ido parando en cada una de las plantas para explicarme qué había ahí y quién no estaba en casa. Ahora su batidora no para de hacerme señales. Entiendo que no me entienda. Y le pido disculpas por lo que haré ahora. Las máquinas me repiten que usted no es más que un robot.

lunes, junio 18, 2012

Nadie en la tienda


"Le dijeron que eligiera la que quisiera.
Un proceso con pequeñas condiciones.
No podía tocarla antes.
No podía olerla.
No podía, por supuesto, sujetarla entre sus manos.
Sólo mirar e intuir.
En el caso de no gustarle no habría posibilidad de cambio.
Un trato de un sólo sentido y una sola vez en la vida.


La dueña les dice que tienen que estar tranquilas.
Recuperar el orden.
Queda menos para que llegue el siguiente.
Siempre hay alguien al otro lado.

Algunas de ellas parecían emitir un rascar lejano.
Pequeño.
Minúsculo.
Como si quisieran llamar su atención.
Se acercó a una de color verde y creyó verla vibrar.
Pero eso era imposible y buscó a la vendedora.
Nadie en la tienda.
Escuchó susurros como tormenta en los oídos.
Acercó sus dedos a una de las cajas.


Ella no ve.
Tan sólo escucha.
Siente que ya es un color en la repisa.
Quizá tenga suerte y sea la próxima.
Y empieza a vibrar, para llamar la atención.
Como si ya la estuvieran tocando.

 Un ronroneo antes del impacto."

viernes, junio 15, 2012

El más avanzado

La masa de trajes y maletines se detiene frente a otro estante.
- Este respirador es el más avanzado. Pertenece a la mejor familia de aparatos de nuestra empresa. Grandes prestaciones. Sabe cómo hacer su trabajo y falla perfectamente. No deja pistas.
Se alzan manos nerviosas.
El comercial asiente mientras estima las ventas.

domingo, junio 10, 2012

jueves, junio 07, 2012

Plástico



"Alguien, en algún lugar, todavía espera que se hablen. 
Que se digan te quiero compartiendo gritos.
Que intercambien palabras de carne para lenguas de plástico.
Ellos están tan cerca. 
Pero tan lejos."

lunes, junio 04, 2012

La contraseña


- Además, el pollo rebozado siempre humea demasiado.
Tras decir la contraseña le dejaron avanzar hasta la puerta. Ésta gimió descubriendo una mesa llena de objetos. Junto a la pared un par de ancianos apuraban una copa de whisky observándole con curiosidad. El tipo al fondo le indicó que se acercara. Detrás se oyó el cerrojo y unas carcajadas. Se detuvo a unos centímetros de sus zapatos negros. Enseñó sus manos vacías lo que impidió que evitara el golpe que vino desde un lateral. En el suelo escuchó los gritos. Se incorporó sin llorar, como un hombre. Saboreando la gominola que había comprado con el dinero del pan.

viernes, junio 01, 2012

Daño

Montar el armario.
Matar al Armando.
Nadie creyó al asesino disléxico cuando dijo que él nunca quiso hacer daño.

martes, mayo 29, 2012

Por palabras

En aquel país se terminó el paro en cuanto eliminaron los anuncios por palabras.
Llegaron a la conclusión de que era mucho más práctico anunciarse por intenciones.

sábado, mayo 26, 2012

La mosca

A ojos de la mosca todo es mierda. Mierda es el aire, mierda es el suelo y mierda es la comida. Por eso nos molesta cuando está cerca. No vaya a ser que le gustemos y nos ponga también a nosotros en la lista.

miércoles, mayo 23, 2012

Esperará sentada

Cuando, como cada tarde, regrese su padre ella cerrará la puerta y contará los pasos. Repetirá la canción de niña aprendida hace un año. Esperará sentada, mirando al suelo, hasta escuchar su respiración al otro lado. Cuando asome la cabeza sonreirá con miedo y él dejará caer los pantalones. Ella se irá hacia la ventana, la huida de siempre, para quedar junto a los cristales. Entonces él se hará muy grande y su amigo, en la sombra, será imposible que falle.

sábado, mayo 19, 2012

Un crescendo bastante peculiar


La música que me cambió la vida empezaba muy bajita. Tenía que concentrarme para empezar a oírla. Después ascendía lentamente, en un crescendo, ¿se dice así?, pues en un crescendo bastante peculiar. De un oído a otro hasta golpear en el medio. Como comprenderá se me hacia difícil pensar en otra cosa. Luego me acostumbré. La memoricé sin darme cuenta. La tarareaba todo el rato. Al levantarme, delante del espejo, al desayunar, yendo al trabajo, al tomar algo. Me salía solo, no me daba cuenta. El resto tampoco se preocupaba mucho. Por eso no entiendo qué tiene de malo que aquel día lo hiciera todo silbando. Era una forma de concentrarme entre tanto grito. Un pequeño truco para terminar rápido.

miércoles, mayo 16, 2012

Los días en los que no hacia falta


Padre e hijo beben del botijo. En la comisura de sus labios y en la barba desaliñada se anclan gotas de agua haciendo equilibrio. La luz de la mañana les hace una sombra alargada que se derrama sobre las piedras. El padre jadea por el esfuerzo y el hijo sonríe recordando los días en los que no hacia falta. A lo lejos un grupo de aves, como un perdigonazo en el cielo, dibuja de forma aleatoria círculos, triángulos, líneas que se interrumpen por golpes invisibles. Recojen los bártulos con cuidado de no cortarse. Golpean el suelo con la pala, para que asiente, y se montan en la furgoneta sacando los codos por la ventanilla. Al arrancar el motor el hijo observa por el retrovisor la zona de trabajo. Le parece ver que algo se mueve. Su padre le tranquiliza, todo está bien. Con el tiempo no mirará atrás. Se terminará acostumbrando.

domingo, mayo 13, 2012

Me sonríe de forma extraña

La maleta con piel de pantera oscila sobre mi cabeza. El tren huele a limpio y voces masculinas rebotan en los cristales. Negocios, hace frío en el euro según comenta una corbata morada. La mujer a mi izquierda sonríe disfrutando de lo que dice la televisión. Porque la televisión le habla a ella y la pantalla es un rostro que sonríe con una historia de jóvenes que se aman. Aire acondicionado y demasiados bostezos por metro cuadrado. Y la maleta con piel de pantera emite un gemido. El hombre a mi derecha detiene por un momento los dedos. Ya no teclea. Me sonríe de forma extraña mientras me pide que no diga nada. Que seguro que ha sido un ruido.

jueves, mayo 10, 2012

Convocatoria semanal: cerrada

"Convocatoria semanal: cerrada".
El escritor guardó las ideas con diligencia.
No quería molestar a nadie escribiendo por gusto.
En un mundo en el que las palabras compiten es mejor no cansarlas.

martes, mayo 08, 2012

El día del fin del mundo

El día del fin del mundo se terminó la partida. La baraja entera sobre la mesa, boca arriba, con las figuras haciendo combinaciones. Todo lleno de billetes falsos, humo de tabaco y vasos con límites de carmín. Fueron felices repartiendo los restos de comida. Lamieron la punta de sus dedos. Un chuik-chuik asqueroso. Encima las nubes negras, los rayos y truenos, toda la parafernalia. La piedra caliza se abría en una alfombra de lava. En la distancia las primeras gotas de lluvia ácida horadaban el suelo. Con las trompetas empezaron las despedidas. Hasta nunca, ha sido un placer. Cada uno se fue por donde vino. El cielo, la tierra y el viento recuperaron sus propiedades. El último se quedó observando la mesa infinita sobre la que tuvo lugar la fiesta. Tantos años haciendo azar y al final hasta de eso se aburre uno. Apenas escuchaba el grito de los hombres, crujir de huesos bajo sus zapatos al caminar. Miró las estrellas, como el que observa un principio, para desaparecer con un estallido y buscar otra superficie en la que jugar.

sábado, mayo 05, 2012

Todo es queso en realidad

Ramón es un tipo curioso. De esos que observan por la ventana del autobús contando las miradas que se le cruzan. De los que no compra el primer pan que ve si no que prefiere coger el que queda escondido, el que toca todo el mundo pensando que no lo toca nadie. Suele pasear por la tarde, se pone los cascos sin música. Respeta los pasos de cebra y cruza siempre con el semáforo en verde exceptuando los martes que está obligado a pasar cuando parpadea en ámbar. No se lleva paraguas cuando llueve, no se mira al espejo antes de salir. Para comer siempre utiliza las sobras de la cena anterior. De cena suele prepararse el pan de la mañana con un par de quesitos. Tiene una teoría sobre el queso, piensa que no hacen falta otros nutrientes cuando se derrite. Todo sabe bien bajo el queso y todo es queso en realidad. Los vecinos saben que su basura sale por la ventana y que parece vivir solo a no ser que la televisión se incluya entre los seres vivos.Trabaja vendiendo seguros, no le importan las caras indiferentes ni las sonrisas falsas. Ramón a veces elige un cliente al azar, un regalo de la casa, y toca el timbre con una botella y un cuchillo jamonero. Hoy ha sido la señora Luisa quién ha abierto la puerta. Ramón después ha puesto cuidado en que quedara cerrada.

martes, mayo 01, 2012

Alegría

La cena de los jueves es la mejor entre amigos. Cervezas, pizza y helado de chocolate. Una buena película, hablar de mujeres. Ahí se nos tiñen las canas y parece que somos lo que nunca hemos sido.

sábado, abril 28, 2012

Marner Semper

28 de Abril.
Desde algùn lugar.

Estimado Trenz,
Escribo esta carta para que no pueda escribirla nunca.
No sabes quièn soy.
No te preocupes.
Ahora tus ojos estàn en otro tiempo, sobre otras letras que cosquillean tu insistencia por lograr que los que son sòlo carne sean tambièn cerebro.
Yo soy uno de muchos sobre la cama.
Hace diez años (dentro de más de doscientos para tí) tuve un accidente sobre la vía magnética entre dos mundos. Entre los jóvenes la conducción manual es una aventura irresistible.
Yo fui escombro entre un par de estrellas. La nave sanitaria logró que mi piel se regenerará tras el fuego. El corazón de metal, los rinones de aluminio y los pulmones de fibra microperforada hicieron de mí durante un tiempo.
Después vinieron los días de ojos cerrados. Voces al otro lado de mis límites hablando de una solución para hacer que mi quietud tuviera un sustituto en la pantalla.
Movimiento entre pixeles.
Pero yo no soy esto.
La intervención fue sencilla. Sin dolor, sin percepción de lo que significa someterse a un cambio que nadie pregunta. El transductor Trenz021 me hizo pensar en los monitores.
Aplausos al otro lado de mis párpados.
Un pedazo de carne que opina.
Me trasladaron al hospital de adaptados en cuanto pude hablar sin interferencias. Allí tres sondas y la red de transferencia global para comunicarme con todos. Para ser binario sin ser nada en realidad. En los meses de euforia me enamoré de una preciosa joven que hablaba en cursiva. Era curioso percibir las caricias entre comillas y los besos entre paréntesis.
Murió a los noventa y dos años haciendo que alguien en la treintena fuera un desgraciado.
No hubo más asteriscos.
No quiero más.
Ahora la pantalla se ilumina con oraciones que terminan con el verbo morir en diferentes formas verbales.
Nadie lee lo que digo.
Locura debajo del cráneo.
Y eso me hizo pensar en las horas, los días y los segundos. El tiempo como una jaula que ahora podemos abandonar apretando un botón. Pensando un botón en mi caso. Todo evoluciona y mirar al pasado es común entre nosotros. No podemos sacar la mano, cambiar las cosas. Sólo mirar es el límite si crees todavía en esa palabra.
Si lees esto es porque yo no pregunté qué pasaría si cruzaba esa frontera.
En realidad son estas letras las que rompen las normas. No he preguntado si una persona es menos persona cuando sólo es un abecedario.
Nadie me preguntó a mí antes, me parece justo seguir el juego.
Estoy sólo, flotando en un líquido que evita las contracturas de un cuerpo inútil. Siento el burbujeo de mis gases y cómo se succionan mis excrementos con periodicidad cómica.
Queda un día para que leas el artículo indicado, la idea que te llevará a cambiar un par de conceptos. La idea que se convertirá en una patente y miles de premios.
Quedan 73000 días para que yo piense esto y aparezcan letras sobre la pantalla.
Sal a la calle donde aún tienes árboles.
No insistas.
Tal vez tu nombre sea mejor para otro descubrimiento, eres inteligente y hay muchos caminos.
Otorgar voz a un cerebro puede que no sea mucho mejor que estar muerto.

Atentamente,
Marner Semper

jueves, abril 26, 2012

Fluido verde y restos de pulpa

La esfera oscila en el plato como el último superviviente de una batalla. Han caído todos alrededor sacudidos por la punta metálica de los tenedores. Gotas de fluido verde y restos de pulpa recuerdan a los que no tuvieron suerte. Sobre la mesa, detrás de las armas, un padre y su hijo. Delgados, camiseta de tirantes, barba en el mayor y legañas en el joven. Un par de vasos de agua, servilletas de papel, una barra de pan sin miga que parece de plástico. La televisión pone carcajadas a la escena, como si allí en el plató les hiciera gracia la contienda. La madre se mantiene en silencio, sólo su estómago habla con el ronroneo de un gato. Cuando se lanzan a por el último bocado el padre se deja ir, desvía la mano. Ella sonríe al ver como el niño mastica y él se decepciona poniendo la cara de cuando despierta. El crío grita que ha vuelto a vencer antes de levantarse para ir a la cama. Con esa victoria los dos se dicen que todo va bien. Después cogen el pan y limpian lo queda en el plato.

lunes, abril 23, 2012

Con su permiso

Las letras están hoy mejor en otro sitio.

Feliz día del libro.
A disfrutarlo.

Un saludo.

viernes, abril 20, 2012

La estrella

Primero retiraron su camiseta. "¡Sí, sí!" vociferaba la masa enaltecida. Después mostraron sus pantalones y medias preparadas ya para la exposición. "¡Bravo!, ¡Bravo!" soltó el speaker fuera de si. Finalmente, tras alzar a la tribuna la equipación, le llevaron en volandas al centro del campo. Allí sus compañeros le dieron la copa de homenaje. Cuando apuró la bebida le dejaron sobre el césped. El estadio a oscuras y silencio en las butacas. Tras unos segundos el entrenador dio la orden para que bajaran el gancho hasta su espalda. La estrella se llevó al cielo bajo los gritos enloquecidos de la grada.

martes, abril 17, 2012

Bostezos

Soy buena persona.
Escucharé cuando hables pero no estaré ausente.
Sabré caminar a tu lado cuando se haga de noche y te podré acompañar al cine de autor sin que se me escapen bostezos.
Me gusta la música. La que suena mucho y la que suena poco.
Me gusta la danza y el ballet. He soportado actuaciones de mimos insoportables.
Beberé agua si hay que estar sobrio.
Beberé vino si hay que parecer culto.
No me importará hablar de lo que no sé y opinar sobre lo que no me importa.
Criticaré lo que me digas.
Seré de tu equipo de fútbol.
Seré del equipo de fútbol de tu peor enemigo si eso te sirve para aliviar tensiones.
No seré de ningún equipo.
Odiaré el deporte si quieres el sudor para otras cosas.
Me podrás insultar y te podrás reír de mí.
Me podrás hacer caso.
Desayunaré, comeré y cenaré donde me digas y cuando me digas.
No me importará estar sentado debajo de un puente o detrás de una puerta a ningún sitio.
Me iré de vacaciones al sitio que más te guste. No me quejaré. Me bañaré en todas las aguas revueltas.
Lavaré la ropa y plancharé las arrugas.
No cobraré nada.
No pediré nada.
Si te interesa ahí debajo tienes mi correo.
Llevo tiempo buscándote.
A ver si me encuentras.

nosoyunsuicida@gmail.com

sábado, abril 14, 2012

Señor

- Han terminado ya señor - dice para desaparecer en cuanto percibe un ligero movimiento de cabeza.
La televisión se enciende y la cortina eléctrica se desliza para dejar que pase la luz. Al otro lado gritos, flashes y ruido de motores. El hombre se pone las gafas de sol, casi molesto por esa estúpida competencia que le viene de arriba, y extrae la goma con suero de su brazo derecho. Caen minúsculas gotas de sangre que un par de caniches blancos lamen con velocidad. Se observa en el espejo y ve el reflejo de dos gemelas rubias que  le sonríen detrás. Él gruñe y ellas cierran la boca, se dejan caer sobre la cama y respiran despacio, como si no estuvieran allí. El agua cae sobre su piel mientras limpia con delicadeza las grietas que se abren entre sus dedos. Se seca con una toalla estéril que después tira al suelo. Los caniches juguetean con el trapo blanco hasta que les da un puntapié. A los pies de la cama tiene la ropa que utiliza ante las cámaras. Cuando se abrocha el último botón se asquea al ver un punto rojo en el pliegue situado sobre la zona de inserción de la aguja. Se pone la cinta con la tarjeta identificadora intentando recordar el lugar en el que se encuentra. En cuanto abre la puerta voces extrañas gritan su nombre. Dos espaldas enormes se ponen delante y parapetan su marcha hacia la zona más alta de la tribuna. Siente un par de roces en los brazos, es capaz de sonreír a una mujer alta sin sentir asco. Ella puede ser la siguiente bajo sus heridas. Un pasillo de azafatas que suspiran le regalan su aliento a comida de plástico y bandeja. A los lados la bandera de la federación y la de la ciudad en la que se encuentra el circuito. Observa el cielo sin nubes y sonríe dando la oportunidad a un par de fotógrafos para que compruebe que él también tiene dientes. Al llegar arriba una boca se acerca para decirle que el gordo asqueroso es el alcalde. Él saluda con la cabeza y evita darle la mano. La misma boca le dice que ya queda menos para que pueda marcharse. Después le entrega la enorme botella de cristal verde para el vencedor. Él repite la sonrisa para las fotos y como siempre pide permiso para ir un segundo al servicio. Las dos espaldas se quedan en la puerta. Abre la botella sin dificultad gracias a que el corcho apenas es un adorno. Después se deshace del suero que pasó por sus venas sin dejar que nada se pierda. En esos momentos suele acordarse de sus estúpidos perros, de esas lenguas enanas fregando sus secreciones. En cuanto regresa a las fotos, a la vida absurda de los demás, entrega la botella al guardaespaldas más alto para que la cierre con un golpe. Regresa a su sitio. Detrás del podio, bajo el sol y con una sonrisa. Los pilotos aparecen empapados en sudor. Agitan las manos al aire como locos. Millonarios gracias a sus reflejos y la ausencia de miedo ante una velocidad que no depende de ellos. Envidia para un mundo de ineptos que él domina y entretiene. Escucha su nombre por megafonía y recupera la botella. Alza las manos y se la entrega al número uno mientras le dice algo en un idioma que no entiende. Se aleja unos pasos riendo a carcajadas. El joven agita el champan y descorcha la botella llenando el suelo de espuma. Siente que todo es perfecto cuando el piloto da el primer trago.

miércoles, abril 11, 2012

Sus ojos a través de una lente a través de sus dedos

El primero y más rápido, sólo un archivo para toda la humanidad. Descarga gratuita, sin publicidad. La aplicación única que permitía retocar la vida. El azar le cayó en el cogote. No tardó en salir a la calle dispuesto a ponerle filtro a las cosas. Sus ojos a través de una lente a través de sus dedos. Sepia para esa señora mayor o el viejo quiosco de chucherías. Lomografía para el resto, tendencia absoluta, el cielo amarillo y el Sol de un azul marino intenso. Jugó con las proporciones y abusó de imágenes panorámicas para espacios pequeños. Dejó las aceras llenas de adoquines de colores y a la gente exclamando sorprendida al verse marrón, pixelada, hecha miniatura o moviéndose por la calle a cámara lenta. Aprendió a cortar y pegar, a difuminar límites entre edificios y personas. Se cargó las palomas e hizo grandes los peces de la fuente vieja en la plaza. Se gastó los dedos sin apenas exprimir el regalo y agotó prácticamente la batería mientras intentaba pasar un par de plantas al puntillismo. Regresó a casa observando su obra. Eran ya muy pocos los que mantenían su forma original. Desde las ventanas abstractas sentía miradas curiosas, casi picasianas gracias al ángulo de noventa grados que había puesto en algunas cabezas. Al llegar a destino, su nueva mansión de tres plantas por el efecto clonado, enchufó el teléfono a la red. Emitió un pitido, como una campana, y él se tiró en el sofá para ver la televisión. Las noticias le ofrecían aún más lugares que cambiar. Su madre salió de la cocina con los brazos cruzados. El delantal de siempre, lleno de infancia en migajas, haciendo escudo sobre su pecho. Le preguntó que había hecho con el perro. Dos cabezas, cola rosa y ocho patas. El pobre no era capaz de andar un par de pasos sin hacerse un nudo entre articulaciones. Él levantó los hombros, así le gustaba. Además no había guardado copia de seguridad, no era posible la vuelta atrás. Su madre siguió gritando mientras él se levantaba hasta el teléfono. Ella le apuntó con el dedo mientras se iniciaba la aplicación. Abrió la modalidad de sonido y activó el silenciador. Ella quedó muda, moviendo los labios, disparando saliva entre dientes. El se carcajeó mientras curioseaba las opciones que le ofrecía el programa. Pulsó sobre una goma de borrar y apareció en la pantalla un punto blanco. La madre cerró la boca en cuanto él lo situó muy despacio sobre su corazón.

domingo, abril 08, 2012

El tiempo está loco

- ¿Qué vas a hacer?
- No preveo cambios para el fin de semana - sonrió. - Se espera agua entre tus párpados y temperaturas bajo cero en las costillas. Cielo lleno de nubes y niebla matutina acompañada de vómitos. Predominará la mar viva en los gritos, marejada al mediodía y seguro tormenta en los golpes.
- Sé que tú nunca fallas - la mujer del meteorólogo aferró el cuchillo - pero puede que sea hora de un cambio climático.

jueves, abril 05, 2012

Números rojos

- Eme- murmura.
Mujer y dos niños frente a tres puertas.
- O.
El niño, de unos siete años, mantiene el cuello estirado, guiña los ojos.
- Ennne. Sí, es la ene.
La niña, de unos tres, estira el brazo. Los dedos blancos y atrapados en la mano de su madre.
- Te.
Números rojos sobre tres botones que, también rojos, cambian muy despacio. La madre ha pulsado todos, uno detrás de otro, mientras decía a la niña que no se moviera de su lado.
- A, ce. Moooontaaaac.
El portero saluda a los tres y la niña saca la lengua. Él ríe mientras cierra la puerta de su cuarto.
- A.
La niña tira del brazo de la madre, intenta escapar, y los dedos quedan completamente pálidos.
- Errre.
La madre mira primero los números y después al crío. Sonríe al verle tan concentrado.
- Jeeeee, la jee de gato.
La madre coge a la niña en brazos, está empezando a impacientarse.
- A y esssse.
Suena el timbre y uno de los botones parpadea. La madre abre la puerta y ésta deja ver el interior acristalado. El niño levanta las cejas, extrañado, y se mantiene quieto sin hacer caso a las indicaciones de su madre. A continuación se sitúa junto a su hermana.
- ¿Qué esperas? - comenta la madre.
- Este ascensor nunca lo usamos cuando venimos con papá.
- ¿Y cual usáis?
- Ese de ahí – señala -. Siempre dice que ese es el nuestro.
La madre da un paso atrás y lee el cartel sobre la puerta.
La niña sonríe mientras la devuelven al suelo.

viernes, marzo 30, 2012

Moño apretado

Tenía problemas para encontrar un peine y nerviosa, con la hora pegada, se abalanzó sobre el cordel como una loca. Después de luchar unos minutos, cabello rebelde, se hizo un moño apretado que provocó un gemido lastimero. Para pintarse los labios no tuvo problema, demasiado carnosos. El vestido de siempre y los zapatos tipo alpargata. Sabía que la ropa no tenía importancia pero seguir un método le hacia más fácil no sentir nauseas. 
La página de contactos era la forma más efectiva para lograr sustento. Apenas pisaba la calle, demasiadas miradas, y se había puesto de moda aquello del servicio a domicilio. Enviaba el anuncio los lunes y esperaba una llamada haciendo pájaros de piedra desde la ventana. De semana en semana un desconocido a estrenar en el salón. Generalmente con la cartera llena de billetes, nadie paga con tarjeta cuando tiene prisa por quitarse el pantalón.
Se terminó los ojos a tientas. Le costaba encontrar las pestañas sin usar el espejo. Cuando sonó el timbre se deslizo junto a la pared y no se despegó de ella hasta alcanzar la mirilla. Otro timbrazo despertó un siseo en su nuca. Abrió la puerta, sorpresa en la certidumbre, y separó los labios para enseñar los dientes y la lengua. Sus pupilas fijas en las pupilas del cliente.
- ¿Es usted Madame Medusa? - le dijo este jugueteando entre los dedos con su bastón.

jueves, marzo 29, 2012

lunes, marzo 26, 2012

Eco

El otro día leí que sólo lo que es cierto se repite. El otro día leí que sólo lo que es cierto se repite. Justo después, para comprobarlo, salí a la calle a escuchar a la gente.  Justo después, para comprobarlo, salí a la calle a escuchar a la gente. Y todos hablaban con eco, haciendo retumbar la verdad.  Y todos hablaban con eco, haciendo retumbar la verdad. Sin duda el que dejó escrito aquel principio debía ser observador. Sin duda el que dejó escrito aquel principio debía ser observador. Alguien capaz de inferir la realidad desde un nuevo punto de vista. Alguien capaz de inferir la realidad desde un nuevo punto de vista. Al llegar a casa me miré al espejo. Al llegar a casa me miré al espejo.  No pude evitar verme reflejado en alguien tan inteligente.

viernes, marzo 23, 2012

Flojo de ideas

Últimamente ando flojo de ideas.
Como si se me hubieran agotado.
Utilizo recursos para forzarme, el binomio fantástico y esas cosas.
Incluso me pongo a mirar por la ventana, saco la caña a ver si pesco algo.
Veo al hombre de fuego saltando desde el tejado y al niño invisible manchado de tinta.
Nada me sirve para empezar una historia.
Quizá por eso mi madre me da la pastilla.
Ella sabe que dormir es fundamental para callar los gritos.
Y yo sé que sin gritos hago menos ruido.
Así será más fácil que pueda escapar volando.

miércoles, marzo 21, 2012

Él era escritor

Mi marido no estaba loco. Hablaba mucho, bebía agua y le gustaba pasear en el parque a media hora de casa. Iba hasta allí en su coche y hacia el camino de vuelta dando un paseo. Al día siguiente hacia lo mismo al revés, rebobinaba constantemente los recuerdos. Su mayor enemigo era la página en blanco. Después de aquel libro, del de los premios y las radios, me dijo que otra novela sería un regalo. No estaba loco. Le aseguro que no esperaba algo así. Dedicó su vida a encontrar otra idea. No necesitábamos mucho pero él era menos él cuando no escribía. Los derechos de autor nos permitían vivir tranquilos, ese no era el motivo. De vez en cuando llegaba una invitación para una charla y pedía casi nada a cambio. Le encantaba charlar y cobraba un par de botellas de agua. Ya se lo dije. Si le han encontrado así es porque tocaba. Cuando se marchó dejó una nota junto al cuaderno. La idea para la novela le había llegado de golpe, como un fogonazo, y tenía que irse a por ella para que no escapara. Sí, dijo eso, para que no escapara. Fuimos felices. Tenía que dejarle ir. Entiendo que todo sea extraño pero él era escritor. Él me hablaba de todo lo que al resto nos pasa desapercibido. No, no puedo estar triste. Me pondré el abrigo, parece que hace frío. Nos quisimos. Tengo que coger las llaves del coche. Deseo volver a verle, por supuesto, pero no me apetece regresar andando.

domingo, marzo 18, 2012

Señores diputados

El micrófono en verde y los señores diputados con la sonrisa lista para la foto.
- Sepan ustedes que hay demasiadas preguntas ahí fuera y a veces, para salvar la democracia, hay que parecer un dictador.
Nuestro amado presidente soltó la famosa sentencia con un parpadeo apenas perceptible. Ligero movimiento que agitó el aire, aire que escapó del edificio hasta las alas de una mariposa que, hija de una teoría absurda, decidió buscar el caos e iniciar la revolución.

jueves, marzo 15, 2012

Los escritores


Estimados amigos y participantes. Nos encontramos aquí reunidos para entregar el último premio de relato "La vida es texto". Antes de continuar queremos agradecer la numerosísima participación y el tan disperso origen de los participantes. Para nosotros como organización lograr tal acogida supone acicate para futuras ediciones. Como imagináis ha sido difícil, arduo y complejo decidir un ganador. Cada uno de vuestros cuentos supone un soplo de aire fresco para este género en pañales. Si esto sigue así, si las palabras son tan bellas como hasta ahora, estamos seguros de que trabajos como el que realiza este jurado serán huerto para futuros éxitos.

(Aplausos)

Bueno, no queremos alargar demasiado la espera. Agradecemos que tantas caras conocidas hayan acudido a este acto. Agradecemos al alcalde, al ministro y al fundador de nuestra asociación su asistencia. Con su apoyo todo resulta más sencillo. No podemos olvidar a los miembros del jurado. Amantes de la literatura gratis, amor por las palabras como metralla. Todos los años cumplen con su palabra leyendo tantas obras como es posible en tan poco tiempo. Ellos son la noche en vela y la decisión justa. Si se dan la vuelta los verán tímidos en la sombra.

(Aplausos)

También agradecer al centro de reuniones en el que nos encontramos la disponibilidad de salas para esta entrega. Su servicio y vituallas han convertido la decisión en una travesía gozosa. Cada año un nuevo plato para acompañar las letras.

(Aplausos desde el fondo)

Y bien. Llego el momento de anunciar el relato vencedor de la novena edición de este premio. Como es costumbre la prensa debe abandonar la sala. El relato se merece una celebración pequeña, en verdadera familia. Muchas gracias. Recuerden que enseguida tendrán el veredicto las pantallas planas que están fuera a tal efecto.

(Murmullo y ruido de sillas, se cierra una puerta)

Ahora que estamos solos no hace falta la corbata. Que se acerque el jurado. Vengan aquí y póngase frente a los escritores. Antes de anunciar un ganador deben saber ustedes, que como pasa todos los años, el premio ha sido declarado desierto.

(Carcajada siniestra del presentador).

lunes, marzo 12, 2012

La jaula

El joven Camilo, con su voz de seda y pantalón de pana firmó el contrato sin pensarlo. Joven de provincias que pasaba las tardes de niño pegado a la radio. Colegio, instituto, facultad y periodista. Se levanta de la silla al tiempo que el directivo le tiende su mano.
- Sígueme y te enseño tu puesto de trabajo.
Camilo está nervioso y puede ver su firma todavía secándose en un contrato repleto de letra pequeña. Letra invisible para el que cumple un sueño. Los dos atraviesan un pasillo lleno de puertas. Estudio uno, deportes. Estudio dos, cultura. Estudio tres, economía. La pared acolchada evita que nada escape, ni un ruido fuera de las ondas. El hombre del traje abre la puerta del estudio cuatro, política. Un micrófono negro señala el pecho del joven. A su lado los cascos esperan un dueño. Camilo escucha al ejecutivo mientras le explica que esa sera su jaula.
- Siéntate, aquí pasaras muchas horas.
Camilo se deja caer en la silla y toma los cascos. El hombre sonríe y se lleva la palma de las manos sobre las orejas.
- Pruébalos.
Camilo abre los cascos y los deja caer con cuidado. No oye nada, el vacío, hasta que la voz del hombre con traje golpea sus tímpanos. El hombre, palabras de metal ahora, le dice que se mantenga tranquilo mientras el micrófono se lanza, como un insecto, sobre la garganta del joven.
- No te muevas, será rápido.
Los cascos se cierran sobre el cráneo de Camilo que apenas puede resistir la presión. Mientras todo parece encoger alrededor de su frente el ejecutivo le observa levantando el pulgar. El micrófono se calienta sobre el cuello. La piel se mezcla con los cables. La puerta se abre y un hombre de blanco entra en el estudio. Camilo intenta gritar pero su voz no sale de la garganta. Se escapa por el micrófono para ser procesada. El hombre trajeado da un paso atrás y susurra algo al tipo de blanco mientras este busca en sus bolsillos.
- Ya casi está Camilo.
Los cascos se introducen en su cabeza y el micrófono le succiona las palabras, le mantiene inmóvil. El hombre de blanco encuentra un bisturí antes de acercarse a sus párpados. La voz metálica del directivo le tranquiliza haciendo cosquillas en sus tímpanos.
- Camilo, tal y como firmaste, serás sólo una voz para la empresa.

viernes, marzo 09, 2012

ITV

Los ojos bien, un poco legañosos pero bueno. Dientes, faltan unos cuantos. Aliento, es suficiente. A ver los labios, vale. Sin bello sobre el labio superior. Sonría, sonría más, carcajada, carraspeo, cierre la boca. Bien, ahora diga una palabra con muchas vocales. Ahora diga una palabra aguda. Una esdrújula. Una llana. ¿No sabe lo que son? Repita. Camión. Esdrújula. Mañana. La llana está bien. Mueva el cuello, ¿no cruje? Coja aire, congestión bien. Sople fuerte. ¿Mariano me traes el martillo? Gracias. Ahora suba los hombros, tranquila. Bájelos, perfecto. Ahora tocaré la piel. Bien, no está mal. ¿Cuantos hijos ha tenido? Vale. Ahora el estómago. Haga fuerza como si estuviera en el baño. Como si hiciera pis con muchas ganas. Bien. Dese la vuelta. Va a notar unos pinchazos, levante la mano cuando los note mucho. Eso es. Eso es. Eso es. Lo hace muy bien. Ahora notará unos golpes. Lo mismo. Eso es. Eso es. Eso es. Vale. Ahora bájese la falda, no hace falta que se quite la ropa interior. Ya veo. ¿Por qué? Es frecuente sí. ¿Duele si le aprieto? Perfecto. Sin moverse del sitio dé uno saltos. No hace falta que sean muy altos, con un poco vale. Bien. Bien. La rodilla derecha suena un poco, la izquierda no está mal. A ver los músculos. Se nota que anda. Ahora los tobillos. ¿Toma algo para los líquidos? Bueno, la edad claro. Los pies. ¿Se corta usted las uñas? Entiendo, le ayudan un poco. Pues creo que ya está. Vístase. No se preocupe, hágalo sin prisa. Bien. Póngase estos auriculares. En el canal uno tiene música clásica y en el dos baladas de las de antes. ¿Oye algo? ¿No? Vale. Mariano trae al acompañante, es ese chico rubio con gafas que está ahí. Hola. ¿Usted es familiar o amigo? Familiar. Su hijo. Bueno pues su madre ha obtenido una puntuación insuficiente. La cara, el cuello, la espalda y las rodillas tienen demasiados fallos como para seguir circulando. ¿Qué opciones tiene? Si quiere la puede dejar aquí hasta que la homologuen el médico y el cirujano. ¿Si no lo hace? No puede. Para circular necesita pasar este control. Usted decide. ¿Qué no se lo esperaba? Lógico, a lo largo de del día tenemos más de un sorprendido. Es lo que hay. Si le digo mi opinión, por experiencia, yo la dejaría. Si se la lleva puede que se rompa en cualquier momento.

martes, marzo 06, 2012

Matriz

Neo odia salir a la calle. Líneas verdes sobre líneas blancas, dispone de más información de la necesaria. Neo pasa calor en verano y frío en invierno. Maldice la hora en que su imaginación le puso vestuario. Si le llegan a preguntar de forma directa, menos cables, habría elegido algo de entretiempo. Tipo lo que lleva Morfeo cuando vuelve a Zion. Al menos tiene unas gafas de sol modernas y puede bajar a por el pan tirándose desde la ventana. Cuando se aburre compra más allá de la frontera. Cronometra el tiempo que tarda en conseguir pan recién hecho de Usuaia. Trinity sale de la ducha, el pelo lamido de vaca, y le mira con esa cara de se está haciendo tarde. Neo sabe que cabrearla puede ser un tiroteo y, solícito como todo Elegido, se pone el pantalón negro, la gabardina y la camiseta apretada. Abre la puerta y baja hasta la plaza en el centro. Se pone junto a la estatua del caballo. A un lado Bob Esponja y al otro la Abeja Maya. No llama la atención que alguien como él abra una mesa plegable, saque tres vasos de plástico y una bola naranja. Los turistas se acercan atraídos por su parecido con el de las películas. Neo tan sólo sonríe, tuerce el cuello, mueve los hombros y les propone un juego. Interpreta en su código si van a jugarse unos euros tal y cómo le enseño el Oráculo. Siempre pierde los veinte primeros. Después sonríe, les enseña el agujero en la nuca y sube la apuesta. ¿Dónde está la bolita? dice antes de activar el tiempo bala.

sábado, marzo 03, 2012

Buenos amigos

El Lucas y Donald son buenos amigos. Hablan de sus cosas, se entienden, el ying y el yang para las carcajadas. De vez en cuando salen de copas y se pillan un pedo con Claudio, Taz y ese lindo Gatito. Se tiran sobre la barra del bar más oscuro, el que recuerda a un plató vacío, y le piden una copa bien cargada al último extra de la noche. Charlan, a su manera, de lo injusto que ha sido el progreso poniéndoles las tres dimensiones, la silicona y todas esas chorradas que embotan la mente. Ellos no odian a nadie, no pueden. Tienen o la cara de tonto o la cara de gilipollas y quedan fenomenal bajo la suela de los zapatos. Si fueran libres odiar tan sólo sería el principio. Hoy tienen un colega nuevo en la banda. A ellos no les gusta denominarse de este modo, pero desde lejos o son un borrón o están ahí para planear algo. Cuando se abre la puerta del garito hacen un gesto. El Lucas y Donald escupen haciendo que el camarero sonría recordando la infancia. El nuevo, de color rosa y cinco puntas, se acerca dando saltitos como si estuviera haciendo una carrera de sacos. Los cinco mueven la cabeza, le dan la bienvenida y él pone un tentáculo sobre la barra. Antes de abrir la boca comienza a llorar y en menos de un fotograma descubren un pedazo de esponja pegado a otra de sus patas. El sonido de una sirena les hace pensar que el imbécil no pudo aguantarse las ganas.

miércoles, febrero 29, 2012

Plantar un relato (micro o macro)

Paseando por la calle con dos de mis personajes, el "niño fantasma" y el "viejo boina verde", mantenía yo una conversación de los más interesante. Discutíamos, sin llegar a los párrafos, sobre la necesidad de una frase, un origen, para plantar un relato (micro o macro) sobre la pantalla del ordenador. Los dos me daban consuelo como padre de un vicio insano. El niño, siempre ondulante, me comentó entre susurros que lo de buscar no están fácil cuando lo haces como yo, al tún-tún, a ver si la flauta suena. Él, habituado a los escritores fantasma, tiene claro que a veces nos quedamos sin música. El viejo, más hábil, más repensado, recalcó que encontrar es darte cuenta de algo que no ha pasado. Escribir es adivinar el futuro que no están buscando. En esas estábamos, discusión de alto nivel, cuando me dejaron solo. Bastó que me cruzará con el primer obstáculo de carne y hueso que me dijera algo. Abandoné la charla mental como el que despierta con una hostia. El hombre hacia ondular un pañuelo blanco a unos metros. Delgado, pantalón pitillo, marca paquete. La espalda como una ese itálica, afrontando la acera de costado, haciendo un eje con la boca para citar al morlaco. Sonido de timbales y paseillo hasta quedar tan cerca como para ducharme a base de lardos. Me prometía las dos orejas a cambio de su historia. Un viejo torero, ya pobre, cliente de ricas muy putas como las hay en todos lados. En cuanto saqué la libreta el viejo y el niño, los muy cabrones, se descojonaron.

domingo, febrero 26, 2012

Trabajo

- No creo en fantasmas, pero me dan miedo.
- Eso está bien. Sin duda usted sabrá entender todo lo que nunca pasa en este cementerio.

jueves, febrero 23, 2012

Bajo la puerta cerrada

- No creo en fantasmas, pero me dan miedo.
Cuatro pies se quedan quietos, la pareja se exprime en el pasillo.
- No creo en fantasmas.
Bajo la puerta cerrada parpadea un rectángulo blanquecino.
- Pero me dan miedo.
El pomo gira y la puerta se abre haciendo chillar las bisagras. Ella golpea el interruptor después de explorar la pared con su mano haciendo de araña.
- Ves – suelta él -. Aquí no hay nadie.
La pareja apaga la luz y deja la habitación cerrada. Sortean las cajas hasta la cama desecha y allí se quitan la ropa por turnos. Se les escucha gemir en el pasillo, nadie percibe los susurros que surgen al otro lado de la casa. El niño mira a través de la cerradura y abre la puerta sin hacer ruido. Avanza a oscuras hasta sus pies convulsos, les observa. Permanece ahí hasta que caen dormidos. Acaricia sus rostros, un hormigueo, y antes de desaparecer cambia las zapatillas de sitio.

lunes, febrero 20, 2012

Común divisor

Veo junto a su reloj unos números grabados en su piel. Por encima tiene una suma y a los lados un par de multiplicaciones. En el pecho se ha entretenido con una matriz enorme, de diez columnas, que le tatúa de un lado a otro. Espero que los sedantes hicieran efecto antes de terminar. Tiene raíces cuadradas hasta en la punta del común divisor. Lo mejor es la cara del otro. Mi hijo no para de dar saltos, está como loco.
- La letra con sangre entra. ¿Verdad papá?
Acaba de afilar el cuchillo, ahora nos toca repasar el abecedario.

viernes, febrero 17, 2012

Sombras con un blanco imperceptible

Las uñas blancas en la punta, con toque gris en la raíz. La piel también gris, con los nudillos en negro y cada uno de los pliegues haciendo sombras con un blanco imperceptible. La ropa roja pero negra al tocar su piel, la camisa azul celeste pero gris y la corbata blanca, muy blanca, bajo su nuez. En la tienda de electrónica es un borrón entre pantallas planas, una interferencia en esa tercera dimensión que surge de los píxeles. Rodeado por un sonido envolvente, desde todas partes para dos orejas, dos conductos auditivos que llegan a un tímpano negro apenas envuelto por cera gris. La gente alrededor, sudadera roja, jersey marrón y zapatos azules con calcetines verdes. Sus pupilas grises vibran entre paréntesis negros. El cartel en la mano, arrancado de una farola con luz led que se apagó al sentirle cerca. Habla con subtítulos para un lugar en estéreo, cuesta entenderle cuando da los buenos días. Muestra el papel, allí convierten de analógico a digital por poco dinero. El dependiente se asusta al ver su escala cromática. El hombre sonríe, seguro que lo suyo no les costará ningún esfuerzo.

martes, febrero 14, 2012

El Bolígrafo, el Plumín y el Rotulador

El Bolígrafo, el Plumín y el Rotulador eran unos fiesteros. Quemaban las hojas en blanco a base de letras que empezaban rectas y terminaban cursivas sobre una coma. Entre paréntesis e interrogaciones, cortaban la pana sin necesidad de renglones. Los tres fueron reyes del vocabulario hasta que se cruzaron con el Lápiz en un club de asteriscos. Ahí descubrieron que si bien ellos tenían la mejor tinta sólo él resultaba capaz de aguantar hasta el final sin correrse.

sábado, febrero 11, 2012

Conmigo

Al salir el sol, de noche, mi madre dice que puede ver un fantasma. Y mi madre es muy lista, aunque mi padre y mi hermano no le dejen salir de casa. Ella hace el hogar y a veces llora mientras prepara la sopa una pizca más salada. Si me quiere decir algo yo me pongo frente a la ventana, como antes, para que le salgan las palabras al campo y den un paseo hasta esos árboles desnudos que no sirven para nada. Sabe que hablar de esas cosas con ellos es motivo de pastilla. Y no quiere tragar si no hay ganas.
Cuando mi hermano le grita o mi padre le pega yo me pongo a su lado y le consuelo al oído. Hoy me ha dicho que no puede más, que se marcha, que su vida es la muerte en otro sitio. Después de mucho susurro hemos llegado a un acuerdo.
No es justo que esa sea la única forma de cruzar la puerta y salir de casa. No merece un punto y final si no ha tenido un punto y seguido. Esta noche, cuando salga el sol, les dejará terminar la sopa, tranquilos. Abrirá la ventana y les mostrará su fantasma. Me los llevaré al otro lado, para que se queden conmigo.




ATRAPAPALABRAS
"Un blog de microrelatos y poesía. Alberto García Salido es su autor. Especialista en relatos de cien caracteres, sólo cien. Y las fotos son muy buenas..."

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