viernes, agosto 29, 2008
Autobombo (actualizado)
Y utilizo la primera persona.
Aquí teneis el primero.
Y el segundo.
(Vaya tela).
martes, agosto 19, 2008
El espejo.
La piel gruñe en forma de estrías lo mucho que este inútil la está haciendo sufrir.
Su cliente, dormida, fantasea con ser de nuevo la envidia. El santo y seña de piropos múltiples a precio, ¡qué oportunidad!, de rebajas.
El plástico termina la faena y firma su obra con una costura.
Cuando despierta, curiosa, la mujer pide un espejo.
Y grita, al descubrir su reflejo, pues parece pesadilla lo que pagó como un sueño.
(Inspiración y tal)
sábado, agosto 16, 2008
El bastón
¿Comer?
En el reino del miedo ese es el verbo que ella, de golpe, está conjugando.
miércoles, agosto 13, 2008
Condicional
Si tomas a un niño,
y le quitas las gafas.
Le cortas el pelo.
Le robas las dudas.
Escondes sus manos,
ocultas sus juegos.
Si le pintas los ojos
de negro por dentro.
Le cierras los labios.
Entornas su cielo.
Si le dices a un niño
que no tiene tiempo.
Que delante no hay sitio.
Que no hay sentimientos.
Si le muestras el final
y le desvelas sus secretos.
Si le escribes sus cartas.
Si le quitas sus sueños.
Si le pones a un niño
un golpe en el pecho.
El niño se rompe.
El niño es un viejo.
martes, agosto 05, 2008
Olimpiadas.
Las zapatillas hundidas en los tacos de salida. Cerrados los ojos para evadirse y escuchar tan sólo el bang de la pistola.
Busca vacío alrededor.
Es entonces cuando se enfrenta a sus recuerdos. Despertar temprano para correr contra él mismo, comer lo que odia para volver a correr después. Sin descanso. Levantar peso para no mover nada del sitio. Cenar lo que no tiene sabor. Dormir y que ese sea el premio.
¡¡Bang!!
Despacio, se pone de pie. Quieto.
Sonríe y abre los ojos.
No tomó la salida pero en cambio llegó hace tiempo a la meta.
viernes, agosto 01, 2008
El Restaurante
- Lo mejor este coñac - dijo el crítico de cocina.
Los labios carnosos, aún húmedos por la comilona recién engullida, se separaron como una puerta pesada para pedir la cuenta. Su barriga repleta, semejante a una cascada de grasa, se deformaba en el interior de una camisa de seda blanca. El hombre había terminado su trabajo por hoy.
Abandonó el restaurante haciendo tambalear la esfera que era su cuerpo. Solicitó su vehículo y, tras una propina ridícula, dejó el restaurante.
En la cocina, el chef, afiló sus cuchillos tras esconder el brebaje.
Efectivamente, lo mejor, había sido el coñac.
PD: yo, siempre, escribo.
ASAMBLEA DE PALABRAS