Tímido, se cubre de paredes muy negras.
Su intención es parecer inerme, cansado y vacío,
cómo sino existir fuera el secreto.
Tu lugar favorito no existe.
Aparece.
Cuando lo ves ahí delante no te das cuenta.
Lo dejas pasar.
Fin.
Ese es el problema.
El mejor sitio siempre queda detrás,
perdido junto a la carretera.
Ocupando el cajón en el que uno deja los recuerdos.
El material que fue o fuimos.
Con el mapa y la equis bien escondidos.
Se esfuma.
Y nos devuelve tan sólo alguna que otra sonrisa
cuando al andar, al reiniciar el camino,
se cruza con nuestra memoria.