sábado, abril 28, 2012

Marner Semper

28 de Abril.
Desde algùn lugar.

Estimado Trenz,
Escribo esta carta para que no pueda escribirla nunca.
No sabes quièn soy.
No te preocupes.
Ahora tus ojos estàn en otro tiempo, sobre otras letras que cosquillean tu insistencia por lograr que los que son sòlo carne sean tambièn cerebro.
Yo soy uno de muchos sobre la cama.
Hace diez años (dentro de más de doscientos para tí) tuve un accidente sobre la vía magnética entre dos mundos. Entre los jóvenes la conducción manual es una aventura irresistible.
Yo fui escombro entre un par de estrellas. La nave sanitaria logró que mi piel se regenerará tras el fuego. El corazón de metal, los rinones de aluminio y los pulmones de fibra microperforada hicieron de mí durante un tiempo.
Después vinieron los días de ojos cerrados. Voces al otro lado de mis límites hablando de una solución para hacer que mi quietud tuviera un sustituto en la pantalla.
Movimiento entre pixeles.
Pero yo no soy esto.
La intervención fue sencilla. Sin dolor, sin percepción de lo que significa someterse a un cambio que nadie pregunta. El transductor Trenz021 me hizo pensar en los monitores.
Aplausos al otro lado de mis párpados.
Un pedazo de carne que opina.
Me trasladaron al hospital de adaptados en cuanto pude hablar sin interferencias. Allí tres sondas y la red de transferencia global para comunicarme con todos. Para ser binario sin ser nada en realidad. En los meses de euforia me enamoré de una preciosa joven que hablaba en cursiva. Era curioso percibir las caricias entre comillas y los besos entre paréntesis.
Murió a los noventa y dos años haciendo que alguien en la treintena fuera un desgraciado.
No hubo más asteriscos.
No quiero más.
Ahora la pantalla se ilumina con oraciones que terminan con el verbo morir en diferentes formas verbales.
Nadie lee lo que digo.
Locura debajo del cráneo.
Y eso me hizo pensar en las horas, los días y los segundos. El tiempo como una jaula que ahora podemos abandonar apretando un botón. Pensando un botón en mi caso. Todo evoluciona y mirar al pasado es común entre nosotros. No podemos sacar la mano, cambiar las cosas. Sólo mirar es el límite si crees todavía en esa palabra.
Si lees esto es porque yo no pregunté qué pasaría si cruzaba esa frontera.
En realidad son estas letras las que rompen las normas. No he preguntado si una persona es menos persona cuando sólo es un abecedario.
Nadie me preguntó a mí antes, me parece justo seguir el juego.
Estoy sólo, flotando en un líquido que evita las contracturas de un cuerpo inútil. Siento el burbujeo de mis gases y cómo se succionan mis excrementos con periodicidad cómica.
Queda un día para que leas el artículo indicado, la idea que te llevará a cambiar un par de conceptos. La idea que se convertirá en una patente y miles de premios.
Quedan 73000 días para que yo piense esto y aparezcan letras sobre la pantalla.
Sal a la calle donde aún tienes árboles.
No insistas.
Tal vez tu nombre sea mejor para otro descubrimiento, eres inteligente y hay muchos caminos.
Otorgar voz a un cerebro puede que no sea mucho mejor que estar muerto.

Atentamente,
Marner Semper

jueves, abril 26, 2012

Fluido verde y restos de pulpa

La esfera oscila en el plato como el último superviviente de una batalla. Han caído todos alrededor sacudidos por la punta metálica de los tenedores. Gotas de fluido verde y restos de pulpa recuerdan a los que no tuvieron suerte. Sobre la mesa, detrás de las armas, un padre y su hijo. Delgados, camiseta de tirantes, barba en el mayor y legañas en el joven. Un par de vasos de agua, servilletas de papel, una barra de pan sin miga que parece de plástico. La televisión pone carcajadas a la escena, como si allí en el plató les hiciera gracia la contienda. La madre se mantiene en silencio, sólo su estómago habla con el ronroneo de un gato. Cuando se lanzan a por el último bocado el padre se deja ir, desvía la mano. Ella sonríe al ver como el niño mastica y él se decepciona poniendo la cara de cuando despierta. El crío grita que ha vuelto a vencer antes de levantarse para ir a la cama. Con esa victoria los dos se dicen que todo va bien. Después cogen el pan y limpian lo queda en el plato.

lunes, abril 23, 2012

Con su permiso

Las letras están hoy mejor en otro sitio.

Feliz día del libro.
A disfrutarlo.

Un saludo.

viernes, abril 20, 2012

La estrella

Primero retiraron su camiseta. "¡Sí, sí!" vociferaba la masa enaltecida. Después mostraron sus pantalones y medias preparadas ya para la exposición. "¡Bravo!, ¡Bravo!" soltó el speaker fuera de si. Finalmente, tras alzar a la tribuna la equipación, le llevaron en volandas al centro del campo. Allí sus compañeros le dieron la copa de homenaje. Cuando apuró la bebida le dejaron sobre el césped. El estadio a oscuras y silencio en las butacas. Tras unos segundos el entrenador dio la orden para que bajaran el gancho hasta su espalda. La estrella se llevó al cielo bajo los gritos enloquecidos de la grada.

martes, abril 17, 2012

Bostezos

Soy buena persona.
Escucharé cuando hables pero no estaré ausente.
Sabré caminar a tu lado cuando se haga de noche y te podré acompañar al cine de autor sin que se me escapen bostezos.
Me gusta la música. La que suena mucho y la que suena poco.
Me gusta la danza y el ballet. He soportado actuaciones de mimos insoportables.
Beberé agua si hay que estar sobrio.
Beberé vino si hay que parecer culto.
No me importará hablar de lo que no sé y opinar sobre lo que no me importa.
Criticaré lo que me digas.
Seré de tu equipo de fútbol.
Seré del equipo de fútbol de tu peor enemigo si eso te sirve para aliviar tensiones.
No seré de ningún equipo.
Odiaré el deporte si quieres el sudor para otras cosas.
Me podrás insultar y te podrás reír de mí.
Me podrás hacer caso.
Desayunaré, comeré y cenaré donde me digas y cuando me digas.
No me importará estar sentado debajo de un puente o detrás de una puerta a ningún sitio.
Me iré de vacaciones al sitio que más te guste. No me quejaré. Me bañaré en todas las aguas revueltas.
Lavaré la ropa y plancharé las arrugas.
No cobraré nada.
No pediré nada.
Si te interesa ahí debajo tienes mi correo.
Llevo tiempo buscándote.
A ver si me encuentras.

nosoyunsuicida@gmail.com

sábado, abril 14, 2012

Señor

- Han terminado ya señor - dice para desaparecer en cuanto percibe un ligero movimiento de cabeza.
La televisión se enciende y la cortina eléctrica se desliza para dejar que pase la luz. Al otro lado gritos, flashes y ruido de motores. El hombre se pone las gafas de sol, casi molesto por esa estúpida competencia que le viene de arriba, y extrae la goma con suero de su brazo derecho. Caen minúsculas gotas de sangre que un par de caniches blancos lamen con velocidad. Se observa en el espejo y ve el reflejo de dos gemelas rubias que  le sonríen detrás. Él gruñe y ellas cierran la boca, se dejan caer sobre la cama y respiran despacio, como si no estuvieran allí. El agua cae sobre su piel mientras limpia con delicadeza las grietas que se abren entre sus dedos. Se seca con una toalla estéril que después tira al suelo. Los caniches juguetean con el trapo blanco hasta que les da un puntapié. A los pies de la cama tiene la ropa que utiliza ante las cámaras. Cuando se abrocha el último botón se asquea al ver un punto rojo en el pliegue situado sobre la zona de inserción de la aguja. Se pone la cinta con la tarjeta identificadora intentando recordar el lugar en el que se encuentra. En cuanto abre la puerta voces extrañas gritan su nombre. Dos espaldas enormes se ponen delante y parapetan su marcha hacia la zona más alta de la tribuna. Siente un par de roces en los brazos, es capaz de sonreír a una mujer alta sin sentir asco. Ella puede ser la siguiente bajo sus heridas. Un pasillo de azafatas que suspiran le regalan su aliento a comida de plástico y bandeja. A los lados la bandera de la federación y la de la ciudad en la que se encuentra el circuito. Observa el cielo sin nubes y sonríe dando la oportunidad a un par de fotógrafos para que compruebe que él también tiene dientes. Al llegar arriba una boca se acerca para decirle que el gordo asqueroso es el alcalde. Él saluda con la cabeza y evita darle la mano. La misma boca le dice que ya queda menos para que pueda marcharse. Después le entrega la enorme botella de cristal verde para el vencedor. Él repite la sonrisa para las fotos y como siempre pide permiso para ir un segundo al servicio. Las dos espaldas se quedan en la puerta. Abre la botella sin dificultad gracias a que el corcho apenas es un adorno. Después se deshace del suero que pasó por sus venas sin dejar que nada se pierda. En esos momentos suele acordarse de sus estúpidos perros, de esas lenguas enanas fregando sus secreciones. En cuanto regresa a las fotos, a la vida absurda de los demás, entrega la botella al guardaespaldas más alto para que la cierre con un golpe. Regresa a su sitio. Detrás del podio, bajo el sol y con una sonrisa. Los pilotos aparecen empapados en sudor. Agitan las manos al aire como locos. Millonarios gracias a sus reflejos y la ausencia de miedo ante una velocidad que no depende de ellos. Envidia para un mundo de ineptos que él domina y entretiene. Escucha su nombre por megafonía y recupera la botella. Alza las manos y se la entrega al número uno mientras le dice algo en un idioma que no entiende. Se aleja unos pasos riendo a carcajadas. El joven agita el champan y descorcha la botella llenando el suelo de espuma. Siente que todo es perfecto cuando el piloto da el primer trago.

miércoles, abril 11, 2012

Sus ojos a través de una lente a través de sus dedos

El primero y más rápido, sólo un archivo para toda la humanidad. Descarga gratuita, sin publicidad. La aplicación única que permitía retocar la vida. El azar le cayó en el cogote. No tardó en salir a la calle dispuesto a ponerle filtro a las cosas. Sus ojos a través de una lente a través de sus dedos. Sepia para esa señora mayor o el viejo quiosco de chucherías. Lomografía para el resto, tendencia absoluta, el cielo amarillo y el Sol de un azul marino intenso. Jugó con las proporciones y abusó de imágenes panorámicas para espacios pequeños. Dejó las aceras llenas de adoquines de colores y a la gente exclamando sorprendida al verse marrón, pixelada, hecha miniatura o moviéndose por la calle a cámara lenta. Aprendió a cortar y pegar, a difuminar límites entre edificios y personas. Se cargó las palomas e hizo grandes los peces de la fuente vieja en la plaza. Se gastó los dedos sin apenas exprimir el regalo y agotó prácticamente la batería mientras intentaba pasar un par de plantas al puntillismo. Regresó a casa observando su obra. Eran ya muy pocos los que mantenían su forma original. Desde las ventanas abstractas sentía miradas curiosas, casi picasianas gracias al ángulo de noventa grados que había puesto en algunas cabezas. Al llegar a destino, su nueva mansión de tres plantas por el efecto clonado, enchufó el teléfono a la red. Emitió un pitido, como una campana, y él se tiró en el sofá para ver la televisión. Las noticias le ofrecían aún más lugares que cambiar. Su madre salió de la cocina con los brazos cruzados. El delantal de siempre, lleno de infancia en migajas, haciendo escudo sobre su pecho. Le preguntó que había hecho con el perro. Dos cabezas, cola rosa y ocho patas. El pobre no era capaz de andar un par de pasos sin hacerse un nudo entre articulaciones. Él levantó los hombros, así le gustaba. Además no había guardado copia de seguridad, no era posible la vuelta atrás. Su madre siguió gritando mientras él se levantaba hasta el teléfono. Ella le apuntó con el dedo mientras se iniciaba la aplicación. Abrió la modalidad de sonido y activó el silenciador. Ella quedó muda, moviendo los labios, disparando saliva entre dientes. El se carcajeó mientras curioseaba las opciones que le ofrecía el programa. Pulsó sobre una goma de borrar y apareció en la pantalla un punto blanco. La madre cerró la boca en cuanto él lo situó muy despacio sobre su corazón.

domingo, abril 08, 2012

El tiempo está loco

- ¿Qué vas a hacer?
- No preveo cambios para el fin de semana - sonrió. - Se espera agua entre tus párpados y temperaturas bajo cero en las costillas. Cielo lleno de nubes y niebla matutina acompañada de vómitos. Predominará la mar viva en los gritos, marejada al mediodía y seguro tormenta en los golpes.
- Sé que tú nunca fallas - la mujer del meteorólogo aferró el cuchillo - pero puede que sea hora de un cambio climático.

jueves, abril 05, 2012

Números rojos

- Eme- murmura.
Mujer y dos niños frente a tres puertas.
- O.
El niño, de unos siete años, mantiene el cuello estirado, guiña los ojos.
- Ennne. Sí, es la ene.
La niña, de unos tres, estira el brazo. Los dedos blancos y atrapados en la mano de su madre.
- Te.
Números rojos sobre tres botones que, también rojos, cambian muy despacio. La madre ha pulsado todos, uno detrás de otro, mientras decía a la niña que no se moviera de su lado.
- A, ce. Moooontaaaac.
El portero saluda a los tres y la niña saca la lengua. Él ríe mientras cierra la puerta de su cuarto.
- A.
La niña tira del brazo de la madre, intenta escapar, y los dedos quedan completamente pálidos.
- Errre.
La madre mira primero los números y después al crío. Sonríe al verle tan concentrado.
- Jeeeee, la jee de gato.
La madre coge a la niña en brazos, está empezando a impacientarse.
- A y esssse.
Suena el timbre y uno de los botones parpadea. La madre abre la puerta y ésta deja ver el interior acristalado. El niño levanta las cejas, extrañado, y se mantiene quieto sin hacer caso a las indicaciones de su madre. A continuación se sitúa junto a su hermana.
- ¿Qué esperas? - comenta la madre.
- Este ascensor nunca lo usamos cuando venimos con papá.
- ¿Y cual usáis?
- Ese de ahí – señala -. Siempre dice que ese es el nuestro.
La madre da un paso atrás y lee el cartel sobre la puerta.
La niña sonríe mientras la devuelven al suelo.


ATRAPAPALABRAS
"Un blog de microrelatos y poesía. Alberto García Salido es su autor. Especialista en relatos de cien caracteres, sólo cien. Y las fotos son muy buenas..."

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