viernes, julio 29, 2011

Que la naturaleza haga su trabajo

Calor en el aire y no imagino cómo será sobre la arena. Se tiran desnudos, despidiendo un olor extraño y llenando su cuerpo con una crema blanquecina. Algunos corren, otros se mantienen tirados sobre un pedazo de tela multicolor. Son un un buen objetivo. Si paso cerca me señalan, con la boca abierta. Más de uno se ha llevado un trozo de mierda sobre los labios.
Esta mañana me apetece desayunar fuerte. El resto prefiere la comodidad de la roca y el golpeteo del oleaje. Que la naturaleza haga su trabajo. A mí me pone la aventura. El vuelo rasante, el paseo por sorpresa y esas cosas. Después de unas cuantas vueltas creo que ya he localizado dónde realizar la parada. Siempre es mejor un grupo de mujeres. La comida abunda alrededor, ellas dan alimento a la manada. Están todas tiradas boca abajo, con una cosa abierta delante que parece entretenerlas. Hablan entre ellas sin levantar la mirada. Siendo rápida podré llevarme lo que quiera. Para descender utilizaré el aire caliente, vueltas sobre sus cabezas para que los de alrededor admiren mi belleza. Lo bello levanta menos sospechas. En cuanto toque la arena tendré unos segundos para coger alimento y puede que a la sombra encuentre una de sus crías.

martes, julio 26, 2011

Yo no peso pero caigo

El golpe es extraño. Entre sonrisas, chapoteos, un par de pelotas amarillas. Oigo hueco, como si algo en mi cabeza estuviera tapado. Como si tuviera una esponja en el cerebro. No sé. Me dejo llevar. El sol dibuja líneas hasta el suelo azul y el resto de piernas, un bosque, se mueve de un lado a otro. Dan pedales en el vacío. Yo no peso pero caigo. Si miro hacia arriba la superficie se mueve dibujando pequeños triángulos. Por momentos gruesas líneas blancas hacen que todo parezca un cristal hecho añicos, un espejo que se rompe y se arregla constantemente. Puedo ver el trampolín haciendo curvas, insinuándose para que vaya otro cliente. Notó un golpe suave en la nuca y ya he caído hasta el fondo como una pluma. Quieto y con todo flotando alrededor. Los niños patalean y veo un par de cuerpos que pasan por encima. Observo mis pies y mis manos. No se mueven. Entre tanta gente seguro que nadie se da cuenta. A lo mejor me echan de menos al recoger la toalla. Me escuecen los ojos por el cloro, sería tan sencillo cerrarlos.

sábado, julio 23, 2011

Picasso

El pintor desnudo se mueve con velocidad. Tiene los dedos pintados cada uno de un color distinto y, de forma aleatoria, traza con ellos pequeñas líneas sobre el enorme lienzo que tiene delante. De vez en cuando salta para dar un golpe con el pene, pintado de rojo, y dejar a veces un punto pequeño a veces un punto grande. No nos ve, o puede que nos vea pero nos ignore. Es un baile extraño dentro de una pecera gigante. Los tres miramos al hombre, sus carnes flácidas, su barriga llena de pelos. Si le ponemos ropa es cualquier padre de familia pasado de peso. No sabemos qué decir y, al otro lado del cristal, el tipo nos hipnotiza con sus saltitos terminados en rojo. No cambiamos nada y le dejamos terminar, hoy no deben interrumpirle. Que exteriorice. Con suerte hasta podremos vender sus cuadros. Diremos que este los crea en pelotas cuando hasta Picasso necesitaba calzoncillos.

miércoles, julio 20, 2011

Zapatos clac-clac

Sobre la pasarela un cuerpo de infarto. Tacones de aguja y zapatos clac-clac que brillan como perlas en la noche. La modelo, preciosa, camina hacia nosotros sobre pies que danzan en plano inclinado. Rodillas flexionadas sin perder la vertical y caderas en bamboleo infinito que despiden polvo con la agitación. Las manos colgando a la altura de la cintura. Diez fibras de carbono como dedos. Los hombros caídos, dibujando un ángulo obtuso con lo que debe ser el cuello. La cabeza erguida y la barbilla, por lo que se intuye, apuntando al frente como mástil de barco entre la bruma. Cuando ya está cerca se huele lavanda con un toque afrutado. Ella nos mira y se detiene un instante, retándonos. Ahí sus ojos, a juego con el negro del conjunto, nos informan de una piel canela, un par de lunares sobre el cuello y una cicatriz que va del ombligo hacia abajo. La modelo ladea la cabeza y da la vuelta para regresar a los camerinos. Abandona la pasarela y aparece otra mujer con burka. Este es más rompedor, lleva un poco de blanco.

domingo, julio 17, 2011

Todo fluye

- Siento mucho lo de tu hijo.
El hombre sujeta la mano de Pedro con fuerza. La palma seca del desconocido y la palma húmeda de Pedro se mantienen pegadas. Pedro no puede moverse. La boca abierta, el ceño fruncido y su memoria a todo trapo buscando ese rostro entre una multitud de caras que le suenan. El desconocido sonriente pero tenso, los labios enmarcando unos dientes blancos, alineados a regla.
- ¿Cómo?
Pedro separa su mano y restriega la humedad residual sobre el pantalón. Un paso atrás, centímetros para fabricar distancia. Encoge los hombros y siente un calambre en el centro del abdomen.
- Es una pena - continua el hombre.
Pedro continúa alejándose. Como si hubieran entrado en colisión y aquello fuera un retroceso a cámara lenta. Alrededor los transeúntes le sacuden en un vaivén de golpes sobre los hombros. Todo fluye, como si no pasara nada.
- No le entiendo - suelta Pedro.
El tipo mueve la cabeza comprensivo y Pedro siente como algo se rompe. Después observa como el hombre le abraza mientras el no puede ni pestañear. Siente frío sobre frío. Se separan y el desconocido continua su camino. Pasos rápidos sobre la calle. Le engulle la multitud.
Pedro se mantiene inmóvil y echa un vistazo alrededor. Invisible entre tanta gente se toca el pecho y resopla. Comprueba que la cartera sigue en su sitio y da un par de pasos antes de detenerse.
- Yo no tengo ningún hijo -dice.
Continua caminando mientras saca el teléfono móvil. En la pantalla palpita un número de diez cifras. Pedro reconoce el teléfono del hospital.

jueves, julio 14, 2011

Imagina


Te imaginaba desnuda bajo la ropa. Siempre muerta de frío, como si tiritar fuera la excusa para salir borrosa en todas mis fotografías. En todas menos en esta. Aquí las flores son flores, no algo de color rosa que parece una nube de caramelo sobre cielo de tormenta. Aquí no te mueves, ni un milímetro. Congelada en el tiempo, congelada en el papel y congelada ante mis ojos. Te has peinado de prisa, venías con ganas de seguir jugando. Los pendientes son pequeños y el cuello un triángulo color carne. Colores en todas partes. Imagina que ahora hago la foto y no sirve de nada el esfuerzo ni todo tu siglo veintiuno multicolor. Todo el tiempo, todos los inventos, la película nueva y esas salas oscuras ya no son nada si decido hacerlo a la vieja usanza. Distintos tonos de gris para la vida. ¿Llevas los labios pintados o es natural? No respondas y mira al agujero, pero sin perderte. Ya no quiero seguir imaginándote desnuda, ya sabes. Prefiero subir y bajar el objetivo, asustarte un poco. Tirita ahora si quieres, no ha habido forma de hacerte entrar en razón. Imagina que estas ante mi objetivo, sabes que yo sólo disparo fotografías.


lunes, julio 11, 2011

No sé de amor


"No sé de amor pero lo traigo de serie.

Vaya putada."

Texto escrito en la fachada de un edificio gris situado bajo una carretera de dos carriles en el casco histórico de una capital de provincias. Un par de policías la leen mientras un señor vestido de traje se pone la chaqueta. El bote de pintura sigue abierto y, curioso, su olor resulta agradable a los tres. Los agentes de la ley sonríen y se marchan sin hacer ningún comentario. El hombre de traje recoge los bártulos. "Menos mal" piensa. Le consuela saber que no es el único.

viernes, julio 08, 2011

Alicia

Alicia delante del espejo no es una metáfora. Alicia mira sus ojos y mira sus manos. Ambas son el alma bajo carne rosa. Alicia otea otro mundo, en la distancia, donde se puede saborear lo que no se tiene en la lengua y huele a vacío entre aire y aire. Habitación cerrada, puerta con llave, vida sin ganas y cristal como camino. Alicia no escucha los pasos ni escucha los gritos. Alicia sólo oye voces que susurran te quiero. Te necesito. Observa de pies a cabeza su cuerpo y no encuentra motivos. Traza una línea en su brazo, acaricia sus venas y siente palpitar sangre bajo la piel. Ella se ve como un torrente contenido en la dermis. Anatomía atrapada, no es más que un pelele. Alicia es un cuento de hadas en un mundo de coches donde no hay ceda el paso para los sueños. Alicia cae de rodillas. El espejo es frío al tacto de sus dedos, espacio infinito en ese cambio de temperatura. Los libros, tirados en el suelo, han perdido la oportunidad de rescate y no tienen pulso ni para acabar un línea. Alicia sonríe, Alicia llora. El cuento termina cuando su madre abre la puerta con un vaso de agua. Sin felices para siempre aparece una mano abierta y una mano cerrada. Alicia abre la boca. Traga las pastillas sin parpadear.

martes, julio 05, 2011

Chisporoso Robin

Terminada la función el "Chispiroso Robin" abandonaba la pista central con un par de tropiezos y toques de claxon. Los críos saltaban de sus asientos muertos de risa. Robin, Roberto para los adultos, cruzaba los barracones, las jaulas y la maquinaria de los trapecistas como un rayo hacia su camerino. En el circo era familiar su costumbre tras la función, huir hacia el espejo para quitarse el maquillaje. Era una payaso reconocido en el mundo y su sonrisa rota por un rayo verde había sido le envidia en todos los festivales. Chisporoso por su capacidad de soportar los calambres y Robin porque de pequeño su madre quiso hacerle inglés donde no le llegaba ni el nombre.
Roberto cerraba la puerta de la carabana por dentro. Persianas bajadas, poca luz y todo listo para la catarsis. Se ponía delante del cristal, cogía algodón y encendía un par de bombillas. Después pensaba en algo alegre, algo que le hubiera resultado un éxito en escena. Así, en cuanto empezaba a llorar, desaparecía el personaje.

sábado, julio 02, 2011

Sinónimos

El hombre angustiado se puso de pie al grito de vamos. Caminaba entre flashes y sobre alfombra negra. Tan sólo cabeza baja y puños cerrados. A un lado y a otro la gente pedía un saludo, un gesto. Los tipos que le rodeaban eran expertos en dar solícitos lo que se les exigía.
El hombre triste se detuvo al llegar a la escalera, delante del panel blanco con el nombre de veinte empresas de otros tantos países. Todas proporcionando riqueza para una fiesta pobre, antónimos en una reunión de sinónimos.
El hombre trágico subió hasta su escalón y observó desde las alturas el tumulto de chalecos fluorescentes y cámaras de fotos. Un tac-tac sobre un murmullo. Descubrió en los que estaban delante, los importantes, signos de envejecimiento capilar y malos trucos para esconder las piel allí donde no había pelo. Disfraz sobre disfraz.
El hombre melancólico sintió palpitar en el bolsillo su teléfono móvil. Miró con disimulo la pantalla encontrando en ella las indicaciones exactas sobre lo que tenía que hacer. Guardó el aparato y se puso erguido, dejándose llevar por fuerzas horizontales desde la comisura de los labios.
El hombre atormentado se puso a sonreír.


ATRAPAPALABRAS
"Un blog de microrelatos y poesía. Alberto García Salido es su autor. Especialista en relatos de cien caracteres, sólo cien. Y las fotos son muy buenas..."

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