"Estimada Henar;
Se diluye en lo que escribe y se convierte usted en un relato de su propio sufrimiento. Metaliteratura, es un buen juego. No dudo de lo que cuenta, porque estamos ahí, antes que usted y después que usted, todos los días. Porque son multitud las cosas que debemos cambiar y lo sabemos.
Pero generaliza.
Se burla.
Juzga.
Y derrama sobre una hoja en blanco de ordenador, puede que como esta, el reflejo de lo que le ha hecho sentir la barbarie que para usted fue su parto.
Un parto, el suyo, pero que sirve como eje sobre el que se mueve lo que hacemos aquellos que trabajan todos los días en ello.
La condena se escribe a veces con palabras bellas, ¿verdad?
Porque usted, en su mismidad, es el megáfono que nos deja sordos. Pocos mártires tienen una ventana abierta para gritar en medio de una calle concurrida. Yo sufro y sufriréis todas. Le da igual aniquilar, pisotear, a las que son usted, porque han sido usted o serán usted en algún momento. Denigrar la formación y la experiencia de los que también saben de lo que hablan. Porque usted es lo que es real y lo que le ha ocurrido, terrible, es motivo suficiente para insultar a todo tipo de profesiones sanitarias en cadena. Ellos han empezado y usted, con sus argumentos, es más que cualquier evidencia. No importa el coste de sus principios. Asustar es un arma, llena de sílabas sus balas. Ignorando que una mayoría de mujeres son profesionales de la salud. Que yo, hombre, sospechoso, ignorante, defensor de no se qué pero sobre todo enemigo porque me sobra o me falta un cromosoma. Sin derecho a opinar porque no estaré nunca en su sitio. Porque nosotros, personal sanitario, estamos ahí para hacer daño. Para hacer de darse prisa un argumento para un nuevo protocolo. Queremos dolor, violencia y gritos. Somos los de la bata blanca, el pijama verde y los zuecos desgastados. Ese ejército terrible que no duerme cuando usted está durmiendo. Padres y madres de unas ojeras que usted mastica sin miramientos. Es el problema de estar despiertos cuando el resto, quizá usted, sabe de qué tienen que ir los sueños.
Somos sus enemigos.
Somos los enemigos.
Porque usted tiene los argumentos y usted tiene la verdad en su experiencia. Como si solo hubiera una verdad o una experiencia. Y eso da miedo, porque en sus palabras se encuentra esa barrera que hasta con interrogaciones se amenaza.
Es triste leer que su mundo está más lejos que multitud de planetas. Sin duda sabe que hay naves que no parten porque están perdidas antes de hacerlo.
La próxima vez que pise un hospital le ruego que mire alrededor y salude a mis compañeras. Explíqueles su verdad, recíteles su texto, quizá se sorprenda.
Sea valiente y escuche o lea.
Ahora los hospitales son, y serán, más que nunca de ellas.
Le envía un cordial saludo, Alberto".
Después de haber recibido insultos de todo tipo y letra creo que es justo que haga esto. Al que se ofenda lo siento, al que lo entienda perfecto. Y tal.