Siendo el inmigrante como la dichosa letra,
siendo su pasar un juego que se repite,
siendo su sombra más oscura que la tuya y que la mía.
Siendo el inmigrante como la curiosa grafía,
tal y cómo si en el mundo todos fueran "hache".
Porque aunque están ahí,
ya en sus palabras se perdió el sonido.
(Tanto tiempo entre unas letras y otras... la sequía es el espacio que dejan dos trompetas para no golpearse mientras tocan.
Yo me conformo con lo que queda entre ellas, por si acaso...)
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