La serpiente me quedó más gorda de lo previsto. Claramente. Lo reconozco. No quiero echarle toda la culpa a las prisas pero bueno, algo tuvieron que ver. Que si el cielo, que si la tierra, que si el océano… Cuando se hace por primera vez un trabajo pasan estas cosas. Yo también tengo derecho a ser un novato, a equivocarme. Todavía lo hago y parece que no os molesta mucho (siempre que os pille lejos claro).
Además, la puse en un manzano. Escondidita. Ya que me salió obesa así hasta le cuidaba un poco la dieta. Pero tuvo que llegar el tonto de Adán y preguntarle la maldita receta.
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