“Mujer ciega busca ama de casa”.
El anuncio se escondía entre una oferta de trabajo para fontaneros y un servicio a domicilio de comida para estudiantes.
La entrevista resultó sencilla. La mujer sabía qué preguntar y pudo responder con monosílabos. Tan sólo tuvo que mentir un poco, algo insignificante para lo que acostumbraba.
Empezó un lunes y comprobó que la rutina era imprescindible en sus funciones. “Todo en su sitio y mucho cuidado con dejar las puertas entreabiertas”. Era sencillo mantener limpia la casa de una invidente. Bastaba con despejar el camino, como hacen los quitanieves en la carretera durante el invierno.
El sábado descansaba y tomó unas cervezas en el bar. Celebró haber sido capaz de encontrar algo en tiempos de crisis invitando a unas rondas.
Cuando regresó al trabajo la mañana siguiente se encontró a la mujer desnuda en el centro de su salón. A su lado había dejado un neceser abierto del que brotaban un lápiz de labios y varias muestras de maquillaje.
- Necesito que me pintes - dijo.
Se mantuvo inmóvil unos segundos, dudando, pues no imaginó que tuviera que hacer algo así. Después se puso manos a la obra y en cuanto la tuvo lista le acercó la ropa que ella había preparado sobre la cama del dormitorio.
Pasearon unas horas, sin decir nada, y regresaron a casa.
- No quiero que vuelvas – soltó ella después de cerrar la puerta.
Dos días más tarde el periódico descansaba de nuevo abierto sobre sus rodillas.
Entre dos anuncios, uno buscando transportistas y otro atrayente para informáticos desesperados, vio un recuadro negro que llamó su atención.
“Mujer ciega sigue buscando ama de casa
(para la próxima, querido, prefiero que no me maquilles)”.
1 Respuestas:
Que lista la ciega...
un saludo
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