- Araña, me llamo Araña.
Francisco tomó ese nombre pegándose a él como una lapa. Para cinco años cinco letras. "La televisión le mostró al tipo ese saltando entre edificios y capturó irremediablemente su imaginación", decía su madre.
El niño al regresar del colegio se encerraba en su cuarto, a oscuras, y nadie sabía nada de él hasta que su hermana entraba en casa. Entonces salía dando brincos hacia ella, lanzando los brazos para atraparla. Ella respondía con un golpe, una burla o una mueca quitándole de en medio como si nada.
Sus padres se marcharon el primer fin de semana de octubre. Habían planeado el viaje desde que su hija mayor cumplió catorce años. Salieron en cuanto ella llegó de la clase de ballet, aún vestida con la falda blanca y el maillot rosa para presumir de camino a casa.
Al cerrar la puerta llamó a Francisco con un grito en el que la palabra estúpido resonó justo antes del silencio. El niño no salió a recibirla como otros días. Le buscó en el salón, el baño y la cocina. Finalmente, imitando a su madre, se acercó a su habitación y encendió la luz con un golpe en la pared.
Francisco, saltando desde un lateral, le inyectó el veneno en el estómago y, abrazándola, dejó que se durmiera en su telaraña.
1 Respuestas:
Una araña devoradoramente endogamica??...m gusta el momento d transformacion silenciosa...
Saludos de la chica transmutada.
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