La madre entrega al niño un pedazo de pan.
- Mastica despacio - dice.
El niño regresa al tobogán para lanzarse una y otra vez mientras rumia.
Con la boca de nuevo vacía vuelve a su madre. Ahí se detiene asustado por el vuelo de un pájaro que alcanza la rama más baja del árbol sobre el banco. Apoyado en el tronco, aprovechando el ángulo agudo que la naturaleza ha puesto ahí, descansa un nido. El crío puede ver un perfil de picos diminutos que se agitan como tenazas al aire. El pájaro inclina su cuerpo liberando un colgajo blanco que tarda poco en ser despedazado.
El niño alcanza a su madre asombrado, con la boca abierta, y mientras señala con el dedo recibe otro pedazo en la lengua.
- Les está dando de comer, lo mismo que hago contigo.
El pájaro abandona el nido y pasa rozándole la cabeza. El crío traga de un golpe y sale corriendo para seguir al animal.
El pájaro planea unos metros para detenerse bajo el muro de ladrillo que rodea el parque. El niño se acerca suavemente y observa cómo el pico del animal se hunde en los restos de un vómito. Después pasa sobre él para llegar al nido. En el banco su madre sonríe, satisfecha, cuando comprueba que su hijo mastica lentamente mientras la observa.
4 Respuestas:
Potente texto, primer capítulo de un imposible manual para la alimentación infantil, así va la cosa.
Un abrazo.
Gracias Amando.
Lo que descubre uno mirando por la ventana de un autobús...
Un saludo, Alberto.
Te había perdido y he vuelto a encontrate y ahora ya se porque era, tienes captcha y yo no me llevo bien con ellos. Una pena, pero ya que he llegado te comento que el relato parece real, es dificil de imaginarlo. Un abrazo
Muy bueno, che. Saludos...
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