El muy berzotas cierra los ojos, respira hondo y, tras el penúltimo trago, se pone a la tarea. Una mano por aquí, un tajo por allá.
La piel gruñe en forma de estrías lo mucho que este inútil la está haciendo sufrir.
Su cliente, dormida, fantasea con ser de nuevo la envidia. El santo y seña de piropos múltiples a precio, ¡qué oportunidad!, de rebajas.
El plástico termina la faena y firma su obra con una costura.
Cuando despierta, curiosa, la mujer pide un espejo.
Y grita, al descubrir su reflejo, pues parece pesadilla lo que pagó como un sueño.
(Inspiración y tal)
La piel gruñe en forma de estrías lo mucho que este inútil la está haciendo sufrir.
Su cliente, dormida, fantasea con ser de nuevo la envidia. El santo y seña de piropos múltiples a precio, ¡qué oportunidad!, de rebajas.
El plástico termina la faena y firma su obra con una costura.
Cuando despierta, curiosa, la mujer pide un espejo.
Y grita, al descubrir su reflejo, pues parece pesadilla lo que pagó como un sueño.
(Inspiración y tal)
3 Respuestas:
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Disección de la Angustia
-Entonces, ¿lo ha entendido usted bien?
Sabía la teoría. El aprendiz asintió con la mirada, una mirada que transmitía miedo, ansia y seguridad, y cogió el bisturí. Lo primero era cortar la piel, un corte limpio para que luego la cicatriz no se notase. Lo pensó un segundo y se horrorizó de sí mismo, pero apretó los labios y con esfuerzo cortó y separó la musculatura abdominal (a pesar de la sedación los rectos ofrecían resistencia). Y vió el hígado. Metió la mano en el abdomen de aquel joven y sintió asco al notar las vísceras, pero conocía la anatomía y no le costó encontrar el estómago.
- Éste es el paso crucial, el objeto de este trabajo.
Lo sabía, así que con sumo cuidado se movió proximal y distalmente y encontró el esófago y el duodeno. Primero un corte limpio a dos centímetros de la llegada del esófago al estómago y cierre del cabo proximal del esófago. Después otro corte a la altura de la segunda porción del duodeno y cierre del cabo distal del duodeno.
- Muy bien, ya tiene usted aislado el estómago. Ahora lo que tantas veces repasamos: coja el esófago y el duodeno y átelos haciendo un nudo… sí, muy bien. Que quede apretado. Por último, el cierre por planos... Y acaba usted de realizar su primera operación de angustia.
Le sudaban las manos. El joven, nervioso, no podía describir aquella sensación ni explicar por qué no le pasaba la comida ni el hecho de que notase un nudo en el estómago.
¿Juegas?: Disección de la esperanza
Esta operación consta, como ustedes saben, de varias partes.
Empezamos: primero, a través de un trépano en el cráneo, se extrae una parte del lóbulo frontal (el tamaño dependerá de la intensidad de esperanza que queramos). A continuación programamos el microchip con el objeto de la esperanza que hayamos elegido. Y se coloca el microchip en el agujero creado. Así se crea la ilusión de que lo que falta no es un pedazo de lóbulo frontal, sino el objeto programado y la necesidad de encontrarlo. Finalmente programamos además el convencimiento (más o menos intenso) de que es posible conseguir dicho objeto. Y por favor, es un error frecuente, no se olviden de cerrar bien el agujero del cráneo ya que de lo contrario se podría seguir perdiendo sustancia gris por el mismo.
- Hacía un tiempo que notaba en su pelo una sustancia vicosa y grisácea que no sabía identificar. Creía que algún día alguien repondería a su propuesta echa en un blog.-
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