- Hace ya tiempo que aquí nadie cree en los milagros, esto no tiene sentido – descendió con un salto y continuó hablando -. No me mires así, lleváis repitiendo la misma historia desde hace más de dos mil años y no hay manera. Cada vez menos gente, cada vez más prometer y cada vez menos cumplir. Lo siento, lo dejo – estiró los brazos e hizo crujir los nudillos -. Me marcho.
El hombre, llorando de rodillas en el suelo, no pudo más que observar cómo el tipo antes clavado en la cruz abandonaba la iglesia pegando un tremendo portazo.
2 Respuestas:
Digno de concurso este microrelato... Está lleno...!!! no hay nada más para decir....!!!
Felicitaciones....!!
Como siempre, brillante...
He encargado tu libro "El tipo que escucha" supongo que el viernes lo recibiré todo depende de correos
Un saludo
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