Ella con las manos sucias, el líquido blanco y viscoso entre sus deditos.
Él tirado en el suelo, con la cabeza sobre el parquet, extasiado como perro tras conseguir su hueso.
Sólo han sido jadeos para los que están al otro lado de la puerta dice ella.
Por fin, dice él, dejando saliva en la comisura de sus labios.
Está seco de tanto respirar con la boca abierta, concentrado en llegar a tiempo, en disfrutar de esos segundos que le rompen el cuerpo en pedazos. Ella y él invisibles para la humanidad pero propietarios del genuino disfrute atribuible al ser humano.
Los dos se observan y ven piel consumida, casi plástico. Segundo que pasa es segundo que los convierte otra vez en dos objetos distanciados.
La puerta se abre y entra la niña.
Los pilla desnudos y, con la sorpresa, suelta una carcajada.
No recuerda haberlos dejado con esa postura. Coge por eso al muñeco y lo lanza contra el sofá.
Por malo.
A la muñeca la toma del pelo y la pone ante sus ojos. Le saca la lengua y, por curiosidad, lame la cosa blanca que gotea del final de sus brazos.
1 Respuestas:
Que bien se lo pasan los muñecos...
un saludo y feliz navidad
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