Disfruto del pinchazo, disfruto del contacto de la jeringuilla, de la aguja, penetrando la piel para diluir en la sangre el opiáceo que dará paso, seguro, al siguiente escalón terapéutico. Ya no hay marihuana en la terraza y mis vecinos han llamado a los bomberos alertados por el humo que sube hasta su casa.
Todos saben a que huele y todos temen otro olor.
Disfruto de mis lágrimas dando paso a un nuevo mundo. Armonía con lo que me rodea, silencio alrededor, mientras empujo el émbolo hacia esas entrañas que han revuelto mi vida.
Paz.
Tranquilidad.
Las manos dejan de reír, ya no duelen los nudillos y la presión en el pecho es como una nana que duerme los sentidos.
¿Quién soy y para qué soy?
Apenas alcanzo el bote de pastillas mientras me tiro desnudo sobre la almohada llena de restos de comida. La cama será una nave al paraíso.
Abro la boca haciendo chispear Valium sobre la lengua. No sabe a nada y la corriente de agua que cae a borbotones sobre el paladar no deja huella sobre la mucosa sonrosada y tierna. Comprimidos que alcanzan el estómago para abrirse en su interior como una rosa bajo la luz del sol. Supongo que ponerme romántico, poético, es un regalo de despedida.
Los golpes, el timbre, los gritos. Todo tan lejos que ya no importa.
En la salud y en la enfermedad, alto y claro.
Está a mi lado.
Lo hice por ella.
18. Prohibido escribir bajo los efectos del alcohol o las drogas (Prohibido supeditar la ebriedad y el trance a algo distinto del propio acto de escribir).
1 Respuestas:
Pero qué manera más impresionante de meter al lector en el texto.
Atrapa con la descripción.
Me ha encantado.
Abrazos
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