"Le dijeron que eligiera la que quisiera.
Un proceso con pequeñas condiciones.
No podía tocarla antes.
No podía olerla.
No podía, por supuesto, sujetarla entre sus manos.
Sólo mirar e intuir.
En el caso de no gustarle no habría posibilidad de cambio.
Un trato de un sólo sentido y una sola vez en la vida.
La dueña les dice que tienen que estar tranquilas.
Recuperar el orden.
Queda menos para que llegue el siguiente.
Siempre hay alguien al otro lado.
Algunas de ellas parecían emitir un rascar lejano.
Pequeño.
Minúsculo.
Como si quisieran llamar su atención.
Se acercó a una de color verde y creyó verla vibrar.
Pero eso era imposible y buscó a la vendedora.
Nadie en la tienda.
Escuchó susurros como tormenta en los oídos.
Acercó sus dedos a una de las cajas.
Ella no ve.
Tan sólo escucha.
Siente que ya es un color en la repisa.
Quizá tenga suerte y sea la próxima.
Y empieza a vibrar, para llamar la atención.
Como si ya la estuvieran tocando.
Un ronroneo antes del impacto."
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