Los cuatro candidatos son como los
jinetes del apocalipsis pero sin efectos especiales. El guapo, el soso, el alternativo
y el empollón. Parece un aula de cualquier clase de primaria. Pero ellos están
encima del escenario y nosotros miramos de abajo hacia arriba. Con un poco de
dolor en la nuca, ese dolor que termina por convertirse en preguntas. ¿Por qué
ellos están ahí y nosotros solo ponemos los aplausos? Hace tiempo que perdimos
la perspectiva, y la perspectiva es la mejor forma de mirar un cuadro que no
entiendes. Que si los pinceles, que si la ignorancia. Todos sabemos de colores
y deberíamos tener cierto cuidado en combinarlos. Su discurso suena por turnos
en los altavoces, sabemos que van a decir, cuándo lo van a decir. En alguno
hasta escuchamos faltas de ortografía. Cuando terminen nos abrirán las puertas
para que vayamos a dejar un sobre, como los buenos ladrones de etiqueta, en una
urna transparente que nos permite ver cómo digiere nuestras ideas. Y saldremos
a la calle para esperar los resultados. Con los cuatro candidatos sonriendo y
saludando a cámaras invisibles. Buscando complicidades con desconocidos que
quizá comparten con ellos una parte mínima de su ideal todo. Después viviremos
con interés los porcentajes y quizá celebremos con suerte la victoria de aquel
que creemos lo hará mejor como delegado extraño de una clase con eñe. Los otros
tres puede que se dediquen a tirar pelotas de papel desde la última fila,
golpeando en el cuello de los que ya nos les miran. Y cuando se acabe el curso,
o se suspenda alguna asignatura importante, todos iremos de nuevo a septiembre
en cualquier mes del año. Para elegir a los mismos diferentes, para criticar lo
que hicimos mientras montamos de nuevo el escenario, cada vez más lejos, cada
vez más alto.
"El tipo que escucha" en "Radio Taraská" (RNE3)
Hace 15 años
1 Respuestas:
No te doy la razón porque ya la tienes, pero me falta la solución, una que sea plausible, que sea útil y con la que no volvamos a perder los votantes. Saltibrincos
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