La malvada hipotenusa capturó a Pi. Entre sus garras el mercenario luchaba por escapar con vida. Lanzando su espada contra la dura piel del horror que lo mantenía inmóvil, descubriendo la muerte como una opción cada vez más próxima. La única manera de salir de allí. Gastando su vida con cada movimiento inútil. Enviando en su aliento el mensaje agotado del que ya no tiene fuerzas para seguir.
El hombre se transformó entonces de nuevo en niño, recién nacido en brazos de un animal sin escrúpulos. Invencible.
Alimaña que abrió las fauces e hizo desaparecer el cuerpo entre sus dientes.
Crujir de huesos.
No existen héroes.
"El tipo que escucha" en "Radio Taraská" (RNE3)
Hace 15 años
0 Respuestas:
Publicar un comentario