Entonces, ¿cómo podemos saber que esto no es un sueño? - decía Ana.
Porque si lo fuera, cariño, tú no mereces ser la protagonista - respondían sus padres.
Ana repitió la pregunta cada día al despertar.
Se enfrentó a aquello como sólo saben hacerlo los niños. Impregnó cada segundo con la curiosidad hambrienta del que todo lo quiere entender, buscando revelar el secreto que la tenía encerrada entre cuatro paredes blancas. Siempre en pijama.
El tiempo pasó y aquella pregunta encontró su respuesta.
La niña cerró para siempre los ojos y descubrió que no caben los sueños en la vida real.
Que no queda espacio para soñar si cuando estamos despiertos solo hay pesadilla.
"El tipo que escucha" en "Radio Taraská" (RNE3)
Hace 15 años
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