Último minuto.
La pelota, quieta, parecía empezar a derretirse sobre el asfalto. Al fondo Tomás, Pedro y Lucas esperaban impacientes. Estaban cansados y aún debían decidir en un final trepidante el vencedor del encuentro. Los tres dejaron escapar un suspiro de impaciencia al ver como su amigo dudaba mirando a uno y otro lado.
De golpe comenzó a correr entre bocinazos, transformando los coches en manchas borrosas esquivadas una y otra vez por los pelos. Cuando tuvo el balón en sus manos dió la vuelta y escuchó un silbido.
Quieto, sobre el asfalto, le soprendió el final del partido.
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