domingo, mayo 31, 2009
jueves, mayo 28, 2009
miércoles, mayo 27, 2009
martes, mayo 26, 2009
Imán
domingo, mayo 24, 2009
Normalidad absoluta
Al quedarse sin tinta el escritor buscó un alfiler y, tras pinchar con cuidado, siguió trabajando.
Mañana es el día, o eso digo aquí
sábado, mayo 23, 2009
jueves, mayo 21, 2009
La Balanza
¿Te acuerdas de mí? – solté.
Lo dije tras asegurarme de que estaba gozando de sus últimos segundos de conciencia.
Él separó los párpados, sorprendido, quizá intentando permanecer despierto en un último esfuerzo.
Al verle ahí, bajo la sábana, pensé en el tiempo como una balanza que siempre tiende a permanecer en equilibrio.
Disfruté al comprobar que su memoria se inundaba con aquellos motes y bromas que él y sus amigos utilizaban para martirizar a un niño gordito durante sus años de infancia.
Saboreé aquellos segundos y cuando cayó dormido inicié mi trabajo.
- Bisturí – dije guiñándole un ojo a la enfermera.
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Microrrelatos
miércoles, mayo 20, 2009
Suicidio
lunes, mayo 18, 2009
Benedetti
Dame la mano,
sin que se den cuenta,
que yo te agarro muy fuerte.
Para que no te pierdas.
Después te entregaré mis palabras
y las convertiré en tuyas.
Dejaré el papel preñado de signos
que sólo tú veas porque eres destino.
Me convertiré en nube
que habita en el cielo,
para ser la voz que habla
y hace mudar al miedo.
Seré la poesía
que sella tus poros.
Seré tus novelas.
Tus cuadros.
Intentaré serlo todo.
Inventaré un perfume
que no huela a nada,
que sea nariz
olfateando antiguas pisadas.
Gastaré mi dinero
en la tinta que escribe tus sueños.
Seré la razón,
seré también el tintero.
Pero dame la mano,
y que no se den cuenta.
Que yo te mostraré la página en blanco
dejando todas las puertas abiertas.
sin que se den cuenta,
que yo te agarro muy fuerte.
Para que no te pierdas.
Después te entregaré mis palabras
y las convertiré en tuyas.
Dejaré el papel preñado de signos
que sólo tú veas porque eres destino.
Me convertiré en nube
que habita en el cielo,
para ser la voz que habla
y hace mudar al miedo.
Seré la poesía
que sella tus poros.
Seré tus novelas.
Tus cuadros.
Intentaré serlo todo.
Inventaré un perfume
que no huela a nada,
que sea nariz
olfateando antiguas pisadas.
Gastaré mi dinero
en la tinta que escribe tus sueños.
Seré la razón,
seré también el tintero.
Pero dame la mano,
y que no se den cuenta.
Que yo te mostraré la página en blanco
dejando todas las puertas abiertas.
(Me da vergüenza haberlo intentado)
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Homenaje peculiar,
Pseudopoesía
domingo, mayo 17, 2009
Instinto
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Relatos en 100 caracteres
viernes, mayo 15, 2009
Uñas en la madera
Abrió los ojos y estaba dentro.
Lo supo por el olor a cerrado y por el absurdo terciopelo que forraba la madera para hacer más suave el tacto del interior, puesto ahí por si alguien quería tocar al contenido sin sentir sobre su piel el frío tacto del continente.
Absurdo.
Escuchó su respiración entrecortada y pensó en el oxígeno, siendo casi capaz de verlo pululando a su alrededor para después desaparecer engullido por su nariz dirección a los pulmones.
No debía respirar tan rápido.
Alzó su mano para tocar la tapadera y percibió, como si con ese movimiento todo a su alrededor hubiera perdido el equilibrio, un descomunal bamboleo que le hizo golpearse la cabeza con los laterales de la caja.
Si se desplazaba aún estaba a tiempo .
Comenzó a gritar pidiendo ayuda mientras lanzaba los puños cerrados con toda la fuerza que podía acumular en unos brazos casi atrapados en un espacio minúsculo. Tartamudeaba y dejaba caer su saliva por los laterales de una boca desencajada de tanto pedir a oscuras que le dejaran salir. Clavó sus uñas en la madera, como si no hubiera ya dolor suficiente en un sitio tan pequeño, y arrastró con ellas pequeñas virutas que le hacian imaginar cristales desgarrando las finas yemas de sus dedos. Cerró los ojos, sin detenerse, mezclando su voz con daño, dolor, sudor y rabia mientras sus párpados recibían pequeñas gotas de sangre producto de aquella locura.
Sintió un golpe brusco bajo su espalda y se quedó quieto.
Sobre él comenzó a retumbar, con ritmo hipnótico y macabro, el tam-tam que confirmaba lo inútil del esfuerzo.
Comenzó a respirar de nuevo, rápido, muy rápido, y se acurrucó de un costado enterrando sus manos entre las piernas para sentir más despacio el infinito calor que manaba de entre sus dedos.
Unos minutos más tarde dejó de oír nada a su alrededor y se sintió rodeado por varios metros de tierra que le sellaban del mundo.
Decidió dejarse morir.
Al fin y al cabo, pensó, ya estaba muerto.
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Colaboraciones,
Microrrelatos
miércoles, mayo 13, 2009
martes, mayo 12, 2009
Descarga eléctrica
Entonces reconocí la mirada de la fotografía y me aparté de la pared repelido por una descarga eléctrica. Percibí un pellizco ácido en los labios y cerré los párpados para resetear aquel estímulo. Sentí asco y miedo recorriendo mi espalda, depositando sobre ella una carga que ancló mis pies al suelo de mármol de la enorme sala. Tiré el papel informativo y abandoné el edificio como el culpable que huye de una condena. Con la imagen del niño llorando en brazos de un cadáver tallada en mi retina, mezclándose ondulante con el reflejo de una mirada indiferente sobre el cristal.
Mis ojos.
Comencé a vomitar.
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Microrrelatos
domingo, mayo 10, 2009
sábado, mayo 09, 2009
jueves, mayo 07, 2009
miércoles, mayo 06, 2009
Isobaras

"Cartografía del alma
sobre fondo negro.
Como un diablo de alas oscuras
que baten al son del aire que separa tus huesos.
Ahí está.
Mañana.
Tarde.
Noche.
Te dejas llevar y crees en un milagro
que se repite sin errores.
Crees, y cierras los párpados.
(Duermes).
Piensas en un caja de música
que nutre tu cuerpo,
y hace danzar los segundos
hacia un lugar en concreto.
¿Qué lugar?
Te das cuenta y despiertas, asustado,
con la mano abierta sobre él.
Tic-tac.
Sientes el metrónomo blanco
que marca el compás.
Tic-tac.
Y encuentras la bomba.
Tic-tac.
Que habita en tu pecho".
sobre fondo negro.
Como un diablo de alas oscuras
que baten al son del aire que separa tus huesos.
Ahí está.
Mañana.
Tarde.
Noche.
Te dejas llevar y crees en un milagro
que se repite sin errores.
Crees, y cierras los párpados.
(Duermes).
Piensas en un caja de música
que nutre tu cuerpo,
y hace danzar los segundos
hacia un lugar en concreto.
¿Qué lugar?
Te das cuenta y despiertas, asustado,
con la mano abierta sobre él.
Tic-tac.
Sientes el metrónomo blanco
que marca el compás.
Tic-tac.
Y encuentras la bomba.
Tic-tac.
Que habita en tu pecho".
Lo prometido es deuda, aquí teneis a "El tipo que escucha"
lunes, mayo 04, 2009
Vuelta a casa
sábado, mayo 02, 2009
La Herramienta
- Lo mejor sería ir a por el destornillador – soltó.
La mujer parpadeo un par de veces y salió del cuarto sin decir palabra.
Atravesó deprisa el pasillo revelando en su caminar las dudas que le asaltaban tras aquel comentario, como si quisiera andar y quedarse quieta al mismo tiempo.
Se detuvo ante el mostrador y dijo tímidamente lo que necesitaba.
- Quiere el destornillador.
El hombre asintió y le dio uno pequeño de estrella. Al cogerlo no pudo evitar la pregunta.
- ¿Para qué lo necesita?
- Supongo que para apretar un tornillo – le dijo.
Después regresó al cuarto, sin titubeos, para entregar la imprescindible herramienta al psiquiatra.
La mujer parpadeo un par de veces y salió del cuarto sin decir palabra.
Atravesó deprisa el pasillo revelando en su caminar las dudas que le asaltaban tras aquel comentario, como si quisiera andar y quedarse quieta al mismo tiempo.
Se detuvo ante el mostrador y dijo tímidamente lo que necesitaba.
- Quiere el destornillador.
El hombre asintió y le dio uno pequeño de estrella. Al cogerlo no pudo evitar la pregunta.
- ¿Para qué lo necesita?
-
Después regresó al cuarto, sin titubeos, para entregar la imprescindible herramienta al psiquiatra.
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ASAMBLEA DE PALABRAS
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