Algunos lloran, son los débiles, los que no saben qué han elegido. Son los que se dejan llevar por el ocio y confunden nuestro trabajo con mero entretenimiento. No somos payasos. Somos fundamentales, el alimento de la sociedad y como tal debemos asumir nuestra labor. Los que lloran de negro tan sólo se ocultan en el disfraz de moderno al tiempo que evitan coger el cuchillo. La diferencia es clara: los ojos secos y las manos manchadas con gusto. No los respeto. Por eso me río al verles sufrir, parpadeando entre lágrimas, mientras trocean una simple y jugosa cebolla.
"El tipo que escucha" en "Radio Taraská" (RNE3)
Hace 15 años
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