La mujer de la limpieza plancha la ropa dejándola lisa, perfecta, ni una arruga en las costuras. Pasa la aspiradora, con cuidado de no tocar las cortinas. Lo mueve todo y todo queda de nuevo en su sitio. Friega sin apenas agua, con poco jabón, para cuidar el parqué. Hace el baño en un momento, sincronizando manos y pies en un molinillo que limpia. Apenas inspira tres veces para no quemarse la nariz con el olor a lejía. Antes de irse friega los platos y seca los cubiertos de plata con algodón. Escupe las tazas con precisión, para que la saliva abrillante los remates dorados. Cierra la puerta y se marcha hasta el día siguiente. Ya son muchos años haciendo bien su trabajo.
"El tipo que escucha" en "Radio Taraská" (RNE3)
Hace 15 años
3 Respuestas:
que malo que eres! eso que va con segundas para que la gente que tiene servicio piense que sus tazas tienen saliva? ya te vale...
un saludo
he revivido...la primavera calienta mi alma, y vuelvo a visitar las casas de quienes quiero...un beso enorme
Tu relato me recuerda a mi madre haciendo ese trabajo, tan mal pagado y tan maltratado. Perfecto y conmovedor.
Besitos
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