La sirena, preocupada por mantener su estatus de única e irrepetible, engañó cruelmente a la ballena.
- Salva un príncipe en Japón si quieres pisar superficie firme - le dijo.
El cetáceo nadó y nadó. Ansiaba un bello cuerpo de mujer y unos pies ligeros para correr sobre la arena.
Allí los japoneses, con gran destreza, hicieron cumplir la promesa.
La hicieron trozos pequeños.
La pusieron sobre una firme mesa.
3 Respuestas:
Si es que eso que las sirenas tienen buenos pensamientos es mentira... algunas son más malas que pa qué...
Besicos
Como las sirenas d Ulises unas arpias d voz encantadora...
Saludos de la chica homérica.
Mala, mala, mala, la sirena. Y la pobre ballena, una inocente.
saludos
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