Tomas fue el mejor montador de cine posible. Escenas dinámicas, ni un sólo error de continuidad, la historia narrada como tejiendo un jersey para el más inhóspito de los inviernos. Sin espacios y sin fisuras, ni una sola incongruencia en la pantalla. Su funeral fue muy concurrido y los invitados desfilaron ante su ataúd en un orden casi cómico. Guionista, productor, director y actores. La familia lloraba desconsolada bajo las palabras de ánimo de famosos desconocidos. Cuando llegó el momento de abandonar el teatro más de uno esperaba una tijera gigante haciendo negro en la escena. El presentador de voz potente hizo llamar a la mujer de su vida para leer unas palabras. Con el silencio se aparecieron dos señoras sobre el escenario. Una joven para él y otra coetánea para sus arrugas. Ni os imagináis la cara de sus hijos con el ataúd ya sobre los hombros. A Tomas se le vino abajo la mentira después de que le hubiera llevado una vida editarla.
"El tipo que escucha" en "Radio Taraská" (RNE3)
Hace 15 años
1 Respuestas:
La realidad suele perseguirnos hasta después de habernos ido. Me gustó ese desfile de amigos como de créditos de película.
Un saludo.
Publicar un comentario