Mujer y dos niños frente a tres puertas.
- O.
El niño, de unos siete años, mantiene el cuello estirado, guiña los ojos.
- Ennne. Sí, es la ene.
La niña, de unos tres, estira el brazo. Los dedos blancos y atrapados en la mano de su madre.
- Te.
Números rojos sobre tres botones que, también rojos, cambian muy despacio. La madre ha pulsado todos, uno detrás de otro, mientras decía a la niña que no se moviera de su lado.
- A, ce. Moooontaaaac.
El portero saluda a los tres y la niña saca la lengua. Él ríe mientras cierra la puerta de su cuarto.
- A.
La niña tira del brazo de la madre, intenta escapar, y los dedos quedan completamente pálidos.
- Errre.
La madre mira primero los números y después al crío. Sonríe al verle tan concentrado.
- Jeeeee, la jee de gato.
La madre coge a la niña en brazos, está empezando a impacientarse.
- A y esssse.
Suena el timbre y uno de los botones parpadea. La madre abre la puerta y ésta deja ver el interior acristalado. El niño levanta las cejas, extrañado, y se mantiene quieto sin hacer caso a las indicaciones de su madre. A continuación se sitúa junto a su hermana.
- ¿Qué esperas? - comenta la madre.
- Este ascensor nunca lo usamos cuando venimos con papá.
- ¿Y cual usáis?
- Ese de ahí – señala -. Siempre dice que ese es el nuestro.
La madre da un paso atrás y lee el cartel sobre la puerta.
La niña sonríe mientras la devuelven al suelo.
3 Respuestas:
Sí, lo hijos son unas cargas. Me ha gustado el esfuerzo que me has hecho currarme. Además, me gustan estos relatos que dicen sin decir. He llegado a ti por tu publicación de ITV en La Esfera. Me quedaré unos días.
Gracias Ximens.
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