28 de Abril.
Desde algùn lugar.
Estimado Trenz,
Escribo esta carta para que no pueda escribirla nunca.
No sabes quièn soy.
No te preocupes.
Ahora tus ojos estàn en otro tiempo, sobre otras letras que cosquillean tu insistencia por lograr que los que son sòlo carne sean tambièn cerebro.
Yo soy uno de muchos sobre la cama.
Hace diez años (dentro de más de doscientos para tí) tuve un accidente sobre la vía magnética entre dos mundos. Entre los jóvenes la conducción manual es una aventura irresistible.
Yo fui escombro entre un par de estrellas. La nave sanitaria logró que mi piel se regenerará tras el fuego. El corazón de metal, los rinones de aluminio y los pulmones de fibra microperforada hicieron de mí durante un tiempo.
Después vinieron los días de ojos cerrados. Voces al otro lado de mis límites hablando de una solución para hacer que mi quietud tuviera un sustituto en la pantalla.
Movimiento entre pixeles.
Pero yo no soy esto.
La intervención fue sencilla. Sin dolor, sin percepción de lo que significa someterse a un cambio que nadie pregunta. El transductor Trenz021 me hizo pensar en los monitores.
Aplausos al otro lado de mis párpados.
Un pedazo de carne que opina.
Me trasladaron al hospital de adaptados en cuanto pude hablar sin interferencias. Allí tres sondas y la red de transferencia global para comunicarme con todos. Para ser binario sin ser nada en realidad. En los meses de euforia me enamoré de una preciosa joven que hablaba en cursiva. Era curioso percibir las caricias entre comillas y los besos entre paréntesis.
Murió a los noventa y dos años haciendo que alguien en la treintena fuera un desgraciado.
No hubo más asteriscos.
No quiero más.
Ahora la pantalla se ilumina con oraciones que terminan con el verbo morir en diferentes formas verbales.
Nadie lee lo que digo.
Locura debajo del cráneo.
Y eso me hizo pensar en las horas, los días y los segundos. El tiempo como una jaula que ahora podemos abandonar apretando un botón. Pensando un botón en mi caso. Todo evoluciona y mirar al pasado es común entre nosotros. No podemos sacar la mano, cambiar las cosas. Sólo mirar es el límite si crees todavía en esa palabra.
Si lees esto es porque yo no pregunté qué pasaría si cruzaba esa frontera.
En realidad son estas letras las que rompen las normas. No he preguntado si una persona es menos persona cuando sólo es un abecedario.
Nadie me preguntó a mí antes, me parece justo seguir el juego.
Estoy sólo, flotando en un líquido que evita las contracturas de un cuerpo inútil. Siento el burbujeo de mis gases y cómo se succionan mis excrementos con periodicidad cómica.
Queda un día para que leas el artículo indicado, la idea que te llevará a cambiar un par de conceptos. La idea que se convertirá en una patente y miles de premios.
Quedan 73000 días para que yo piense esto y aparezcan letras sobre la pantalla.
Sal a la calle donde aún tienes árboles.
No insistas.
Tal vez tu nombre sea mejor para otro descubrimiento, eres inteligente y hay muchos caminos.
Otorgar voz a un cerebro puede que no sea mucho mejor que estar muerto.
Atentamente,
Marner Semper
1 Respuestas:
Uf, qué complicado me parece este relato, jaja, lo he leído dos veces y sigo sin terminar de entender la mezcla de tiempos, espacios, y desde luego de qué tipo de cuerpo se trata, pero imaginación no le falta.
Un abrazo desde mi mar,
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