Los niños jugaban a atrapar la luz. De cuclillas, encogidos, miraban fijamente el punto luminoso del suelo. Cuando lo creían despistado se lanzaban hacia él. Chocaban entre ellos, golpeaban sus rodillas contra el suelo y reían al comprobar que no había nada entre sus dedos. Repetían el juego una y otra vez .
Al otro lado de la puerta el tipo de la linterna apuntaba en un cuaderno sus reacciones. En el suelo se amontonaban los paquetes vacíos de pilas. Cuando empezó el experimento pensó que tardaría menos en deshacerse de ellos.
Nunca creyó eso de que los niños, a veces, se alimentan tan sólo de juegos.
Al otro lado de la puerta el tipo de la linterna apuntaba en un cuaderno sus reacciones. En el suelo se amontonaban los paquetes vacíos de pilas. Cuando empezó el experimento pensó que tardaría menos en deshacerse de ellos.
Nunca creyó eso de que los niños, a veces, se alimentan tan sólo de juegos.
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