Luego se fue corriendo y me dejó ante el cuerpo tirado sobre el asfalto.
Me acerqué ignorando el chapoteo viscoso producido al pisar la sangre que manaba de su vientre.
Caí de rodillas y toqué su cabello percibiendo el crepitar de los huesos del cráneo.
Regresé al automóvil y observé el agujero en el cristal por el que mi mujer salió despedida tras el frenazo.
Giré la llave y el motor sonó como un lamento furioso.
Pisé el acelerador y sentí una oscilación al aplastar el cadáver.
En la distancia, muy pequeño, las luces del coche iluminaron el cuerpo del hombre que huía.
Me acerqué ignorando el chapoteo viscoso producido al pisar la sangre que manaba de su vientre.
Caí de rodillas y toqué su cabello percibiendo el crepitar de los huesos del cráneo.
Regresé al automóvil y observé el agujero en el cristal por el que mi mujer salió despedida tras el frenazo.
Giré la llave y el motor sonó como un lamento furioso.
Pisé el acelerador y sentí una oscilación al aplastar el cadáver.
En la distancia, muy pequeño, las luces del coche iluminaron el cuerpo del hombre que huía.
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