Cuando le preguntaron a Walt Disney el por qué de sus finales felices, sus animales parlantes y su colorista visión de la realidad esbozó una extraña sonrisa.
Está claro que para ser capaz de engañar a generaciones de niños uno debe tener de todo menos escrúpulos.
1 Respuestas:
Pocos escrúpulos y muchas sonrisas.
Un saludo indio
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