Puro en mano, peinado a gomina y corbata con el nudo en el cuello a modo de horca. Caballero que camina con punta, tacón, como si la acera fuera asfalto para su señorío. Periódico bajo el brazo, olor a tinta negra y noticias oscuras que envilecen su forma de ver el mundo. Ideas las suyas, las únicas, que miran por encima del hombro, a unos centímetros de la podredumbre mental que parece poblar la cabeza del hombre común hoy en día. Su aliento crea nubes minúsculas alrededor dejando un olor amargo que le permite miradas húmedas a jovencitas demasiado frescas como para ser nietas de nadie.
Se detiene en el paso de cebra como el torero antes del paseíllo. Firme. La barriga plana, rompiendo costillas por dentro y crujiendo las vértebras con el esfuerzo roto de unos músculos tensados como cables de acero oxidado. La calle, torrente para su paseo matutino, le permite sentar cátedra en silencio hasta alcanzar la barra del bar donde tomará su café. Se sienta dejando la mano abierta sobre la encimera de mármol, haciendo brillar el anillo de boda. El camarero le pregunta qué desea y se sorprende al imaginar su cuerpo desnudo abrazándole. Pide un café y queda en silencio maldiciendo su mala suerte. Creyó estar totalmente curado de esta costumbre suya tan tonta de enamorarse.
2 Respuestas:
no hay nada malo en enamorarse solo hay que elegir a la persona adecuada...
y dudo mucho que lo que sentia el camarero por ver a un tio que le gustaba fuera amor como muxo seria atraccion sexual...
un saludo
No todo va a ser lamentable en tremendo personaje...
Un abrazo
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