A mi padre le encanta su moto. Todo el día con ella, como si no existiera nadie sobre la tierra. Mi madre le observa cuando la limpia mientras repite con sorna que ojala esas caricias fueran para ella. Yo hago como que no me entero de nada. Mi padre siempre ha pensado que no me entero de nada, casi no existo porque no doy problemas. El colegio, el instituto, la facultad. Todo ha sido un no ser nada que le ha llevado a no saber quién es su hijo. Mi madre a veces le grita desde la ventana cuando le ve marchar. Él baja la visera del casco y ni se gira. Sólo el rugido del motor despidiéndose por efecto doppler a través de los tímpanos. Hace unos meses me hice con un trabajo, dinero que cae en casa y no viene de sus manos. Mi madre no necesita mucho y yo no tengo vicios que compartir. Recuerdo el día en el que mi padre cortó los frenos de la bicicleta para quitarme el miedo a las cuestas. Si quería una moto era obligado conducir sin frenos cualquier cosa de dos ruedas. Ahora miro el cúter sobre la mesa.
"El tipo que escucha" en "Radio Taraská" (RNE3)
Hace 15 años
1 Respuestas:
Si es que hacemos daño muchas veces sin saber porqué...
Besicos
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