Me encanta la música, por eso me abro camino entre la oscuridad y los cuerpos tambaleándose. Casi no me ven y corto la muchedumbre como un cuchillo templado en bloque de mantequilla. Mi cuerpo es poseído por electricidad, se pone en marcha, como si pudiera ponerme a volar, flotando detrás de mis párpados con los ojos cerrados. Ruedo hasta el centro de la pista de baile y siento como los focos impactan su luz sobre la piel de seres que giran esquivándome alrededor. Soy el centro del universo en un espacio repleto de gente que salta, se besa y bebe alcohol. La música alcanza su cenit y los brazos al techo son el metrónomo que revienta la atmósfera. Alguien me observa y pienso que aún puedo guiñarle un ojo, por los viejos tiempos. Los altavoces vibran haciendo que mi pecho se contraiga, encerrando al corazón para que no escape en una taquicardia. Aprieto los labios y bebo un sorbo de la pajita. El alcohol es la gasolina que me permite seguir adelante. Estiro la lengua y empujo el mando. Giro como un torbellino sobre la silla de ruedas.
"El tipo que escucha" en "Radio Taraská" (RNE3)
Hace 15 años
1 Respuestas:
Giremos pues...la cosa es no dejar de sentir!!!
Saluditos de la chica en espirales.
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