- ¿Puedo quedarme con sus juguetes?
Sobre la cama, sentado, con la corbata negra aún apretando la garganta. Escuchando a su mujer vomitar en el baño, mezclando saliva con bilis. La luz del cuarto con una bombilla fundida y la lámpara tambaleándose tras ser golpeada por la foto de las últimas vacaciones en la playa. El pasillo infinito abierto ante sus pies y el niño sonriente, con los brazos cruzados, esperando una respuesta. El padre cierra los ojos y señala con el dedo la pared. Ahora está seguro. No fue él quién dejó abierta la ventana.
1 Respuestas:
Lo vi en el microrrelatista y, tanto aquí como allí, me parece igual de ingenioso. Te sigo e invito a pasarte por mi blog.
Un saludo
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