Sobre la pasarela un cuerpo de infarto. Tacones de aguja y zapatos clac-clac que brillan como perlas en la noche. La modelo, preciosa, camina hacia nosotros sobre pies que danzan en plano inclinado. Rodillas flexionadas sin perder la vertical y caderas en bamboleo infinito que despiden polvo con la agitación. Las manos colgando a la altura de la cintura. Diez fibras de carbono como dedos. Los hombros caídos, dibujando un ángulo obtuso con lo que debe ser el cuello. La cabeza erguida y la barbilla, por lo que se intuye, apuntando al frente como mástil de barco entre la bruma. Cuando ya está cerca se huele lavanda con un toque afrutado. Ella nos mira y se detiene un instante, retándonos. Ahí sus ojos, a juego con el negro del conjunto, nos informan de una piel canela, un par de lunares sobre el cuello y una cicatriz que va del ombligo hacia abajo. La modelo ladea la cabeza y da la vuelta para regresar a los camerinos. Abandona la pasarela y aparece otra mujer con burka. Este es más rompedor, lleva un poco de blanco.
"El tipo que escucha" en "Radio Taraská" (RNE3)
Hace 15 años
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