Entre tanta delicia las manos tiemblan, como si hiciera frío bajo la piel y fuera un truco para disimular los nervios . Nadie quiere lo que él necesita. El olor, suave nube de ácido, atraviesa la nariz como un ejército de estímulos. Con los ojos cerrados, como sentado en silla de madera de respaldo muy tallado, se babea por comisura las ganas de saborear un premio. Saliva de paseo entre barba de infinitos días. La garganta seca, el esófago nudo como puente a un estómago desentrenado y el intestino listo para revancha, vellosidades ávidas, haciendo que el páncreas se encoja como un muelle a punto de saltar. Inspiración profunda y primer bocado que se rompe en mil pedazos viscosos. Las arcadas no son castigo. Gran delicatessen la basura.
"El tipo que escucha" en "Radio Taraská" (RNE3)
Hace 15 años
1 Respuestas:
Estimados lectores (si es que los hay) reconozco que me ha costado infinito encontrar un final (o parecido) para este micro.
Un saludo y gracias por su paciencia.
Alberto.
Publicar un comentario