La música que me cambió la vida empezaba muy bajita. Tenía que concentrarme para empezar a oírla. Después ascendía lentamente, en un crescendo, ¿se dice así?, pues en un crescendo bastante peculiar. De un oído a otro hasta golpear en el medio. Como comprenderá se me hacia difícil pensar en otra cosa. Luego me acostumbré. La memoricé sin darme cuenta. La tarareaba todo el rato. Al levantarme, delante del espejo, al desayunar, yendo al trabajo, al tomar algo. Me salía solo, no me daba cuenta. El resto tampoco se preocupaba mucho. Por eso no entiendo qué tiene de malo que aquel día lo hiciera todo silbando. Era una forma de concentrarme entre tanto grito. Un pequeño truco para terminar rápido.
"El tipo que escucha" en "Radio Taraská" (RNE3)
Hace 15 años
2 Respuestas:
Creo que unos días sí y otros no, no tenemos que ser predecibles. Saludos Ester
Totalmente de acuerdo Ester.
Gracias por el comentario.
A ver si cambio y tal...
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