Padre e hijo beben del botijo. En la comisura de sus labios y en la barba desaliñada se anclan gotas de agua haciendo equilibrio. La luz de la mañana les hace una sombra alargada que se derrama sobre las piedras. El padre jadea por el esfuerzo y el hijo sonríe recordando los días en los que no hacia falta. A lo lejos un grupo de aves, como un perdigonazo en el cielo, dibuja de forma aleatoria círculos, triángulos, líneas que se interrumpen por golpes invisibles. Recojen los bártulos con cuidado de no cortarse. Golpean el suelo con la pala, para que asiente, y se montan en la furgoneta sacando los codos por la ventanilla. Al arrancar el motor el hijo observa por el retrovisor la zona de trabajo. Le parece ver que algo se mueve. Su padre le tranquiliza, todo está bien. Con el tiempo no mirará atrás. Se terminará acostumbrando.
"El tipo que escucha" en "Radio Taraská" (RNE3)
Hace 15 años
1 Respuestas:
Este relato también me da mala espina, no me gusta que se termine acostumbrando, me temo que a lo que se acostumbra no es nada bueno.
¡Cuánto misterio! Me gustan estos relatos que te dejan intrigado.
Un saludo desde mi mar,
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