El mago sacó un conejo de la chistera. Éste, animal de movimientos rápidos, saltó entre el público para esconderse en el bolso de una señora. De allí pasó al gorro de lana de un niño, después al maletín de un visitador médico, a la mochila de un publicista y, finalmente, a un saco de esparto lleno de semillas. La bolsa estaba abierta al cielo más azul posible. Del regocijo no se percató de la mano oscura que le cogió de las orejas y le puso sobre el pedazo de madera. Sintió curiosidad al ver los cuchillos. Al parecer el nuevo humano le haría un truco distinto al de la chistera.
"El tipo que escucha" en "Radio Taraská" (RNE3)
Hace 15 años
3 Respuestas:
Los trucos al ajillo suelen ser muy festejados por la concurencia.Un saludo.
La verdad es que los caminos del señor son inescrutables, y más si tu carne resulta culturalmente digna de ser comida.
Una perta.
Gracias por vuestros comentarios, un saludo.
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