Hay que pedir cita porque el cariño se pierde, las palmas se apagan poco a poco, dismulando la soledad que baña todos y cada uno de los gestos que nos asusta dejar salir pa´fuera, cada uno de aquellos momentos que vemos vivir a otros mientras envidiamos la "suerte del campeón", echando la culpa al suelo lleno de piedras o al cielo que "queda tan lejos y está tan limpio" que nos da miedo tocarlo...
Mientras las esquinas se llenan de flautas cuyo viento no es el nuestro, guitarras que acompañan canciones que cantan con nuestras cosas personas que no nos conocen. ¿Para qué vale pensar en musica que tú no has compuesto?.
Daremos tiempo al tiempo porque es lo que nos queda gratis, dejaremos llover agua que se perderá, que no moverá nunca más molinos...
"...como la historia del anciano que siempre llevó bastón, que incluso acostado, antes de dormir, lo limpiaba con un pedazo de algodón ya negro de tanto ir y volver. Ya limpio lo dejaba junto a su cabeza por si acaso a sus sueños les daba por pensar en un carrera de 100 metros o en un paseo en la playa de esos en los que el Sol te dice "qué pasa" y tú deslizas palabras que saben a sonrisas y buena compañía... Pasó el tiempo y nunca llegaron esos sueños, viendo el anciano como de su bastón surgieron ramas que extrañamente buscaban la luz que quedaba allá cerca de las ventanas, alfeizar que de una manera u otra puede llevarte lejos... llevarte fuera."
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