- Quiero la cena para Navidad.
La señora suelta unas pompas. El puesto está lleno y parte del género, aún vivo, se revuelve en el interior de la urna de aire.
- No sé que llevarme.
El dependiente estira el garfio y señala dos brazos.
- ¿Recién cortados? - añade.
La señora separa las branquias.
- Con eso aciertas seguro - escucha detrás.
Se revuelve, dos piruetas, y enseña los dientes antes de hablar.
- Ponme dos izquierdos, que suelen estar más blandos.
El pulpo estira los tentáculos y levanta la urna. Las capturas patalean tiñendo de rojo el océano.
1 Respuestas:
jo. el mundo del revés. No me lo podía creer
Te iba a dar un abrazo pero no sé ... ¿tienes urna?
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