- Mamá, ¿por qué creo cosas raras?
De noche, en la habitación, el viento cruza la ventana. La cortina danza en la oscuridad y sombras grotescas pueblan el cuarto, como si la luz de la farola ejecutara una tormenta chinesca sobre gotelé. Hace calor, demasiados grados para una noche tan larga, y el niño busca con sus dedos la botella helada que siempre le dejan bajo la almohada. La madre observa el perfil oscuro que oscila ante ella emanando olor a limpio. El niño suspira y la puerta se mueve un poco. Al otro lado el padre contempla la escena cruzando los brazos. Sonríe al ver a su mujer y a su hijo transitando en secreto por preguntas que sólo se hacen con la luz apagada.
- Cariño... - musita la madre - desde esta noche no creerás en nada.
1 Respuestas:
Bueno, sin luz es más fácil creer...
Besicos
Publicar un comentario